Hay un dicho que dice así: «en la casa de los conejos, lo que hacen los padres, lo hacen los hijos»…

Los padres sabemos que los niños aprenden por imitación, pero ay, como es de difícil a veces ser coherentes y hacer aquello que nosotros mismos proclamamos, verdad!?

Llega Navidad y parece que si no los llenamos de regalos, si no hacemos de estas fiestas algo extraordinario, sino compramos aquello que nos piden… sentimos que no estamos siendo bastante buenos padres.

Al fin y al cabo, es un día al año. Al fin y al cabo, la magia dura tan solo unos años… Al fin y al cabo, solo para verle aquella cara de inocencia ya merece la pena…. y así es cómo, despacio, la conciencia de valorar los pequeños detalles, de valorar las relaciones por encima de todo, la importancia del momento por encima de aquello material se diluye.

Desde la más grande humildad, y con la conciencia que nosotras, como madres, también hemos caído algún año en esta trampa, os proponemos algunas orientaciones que os pueden ayudar a mantener presente aquello que realmente queremos transmitir a nuestros niños:

  • Haz lo posible para comprar con antelación, aprovecha las ofertas que a menudo hay en las semanas anteriores a Navidad.
  • Haz un presupuesto por niño y familia, y prueba de no desviarte.
  • Pacta con la familia extensa (tíos, abuelos…) qué regalos tendrán que hacer. Si sois muchos en la familia, hacer un único regalo en nombre de todo el mundo.
  • Compra en comercios de proximidad, estaremos haciendo un gran favor a nuestro tejido comercial, y si se tiene que cambiar algo, es mucho más práctico.
  • Y ahora sí, ahora viene la pregunta… ¿Qué le regalo a mi hijo/a? Pues la propuesta es diversificar, por no cometer el error de regalar muchas cosas parecidas. Algunas ideas serían:
    • Algo que le haga mucha ilusión y que haya pedido ahincadamente
    • Alguna prenda de ropa, calzado…
    • Un libro/cuento/cómic
    • Algún regalo en lo referente a un hobbie que tenga (equipación nueva de yudo, pinceles nuevos, una pelota buena, zapatillas de danza, rotuladores de lettering,…)
    • Un juego de mesa (para compartir momentos en familia)
    • Regalar alguna experiencia (ir al cine, un musical, una noche a casa de los tios haciendo fiesta de pijamas con peli y palomitas, ir a una granja a ver animales…

¿Y si pide una Switch, tablet, u ordenador? Estos regalos son caros, lo sabemos de sobra, por lo tanto, la propuesta es que este regalo sea un regalo colaborativo, es decir, que puedan participar todos los familiares que quieren regalar algo al niño. Otra idea es que el regalo no sea exclusivo para el niño, sino un regalo para toda la familia.

Para nuestros niños/as, la Navidad es un momento realmente mágico. Ellos y ellas no entienden de dinero, sino que la ilusión está en encontrarse el regalo al pie del árbol, desgarrar el papel, adivinar de que se trata, y quién sabe, quizás con lo que más acaba jugando de aquel regalo es la caja.

En definitiva, se trata de no volvernos locos y disfrutar del momento mientras lo hacemos disfrutar. Hagamos de esta Navidad una época especial, mágica, y porque no, también una oportunidad educativa para ellos… y para nosotros.

En cualquier caso, y si tenemos dudas de que regalar o de cómo hacerlo, pensar en aquel dicho tan sencillo como cierto: “absurdo es pensar que el regalo está dentro de la caja. Siempre, siempre, siempre, son las manos que lo dan”.

Con nuestros mejores deseos navideños,

Un artículo de:

Irene de Luis y Anna Rallo.

Tecnicas del Programa Komtü.