Hace unos días, mientras conducía escuchando un podcast – este formato que está revolucionando la comunicación en los últimos años – se explicaba de dónde provienen los apellidos y por qué surgieron (nunca me había hecho esta pregunta, ¡pero no siempre hemos tenido apellidos!)

Muy resumidamente, antes de que nos pusieran los apellidos de nuestras madres y padres al nacer, evidentemente ya existían lazos familiares que nos unían. Abuelos, padres e hijos/se convivían en unidades familiares, bajo el mismo techo, pero hacía falta una identidad por practicidad, para ser parte del grupo, identificarse con este y, así, poder heredar las tierras y propiedades en caso de que la familia las dispusiera (evitando que viniera un extraño y nos suplantara).

Hoy en día, continúa siendo muy importante formar parte de un grupo, tener una identidad compartida y, en definitiva, pertenecer a algún sistema más grande que al de un mismo.

Pero, ¿y qué pasa en otras esferas en que no hay un apellido que nos identifica entre nosotros? ¿Cómo se forma parte de un grupo? ¿Qué es aquello que nos une entre nosotros y nos permite trabajar mejor?

El sentimiento de pertenencia a un grupo

Si tenemos en cuenta el mundo animal, podemos observar en los mamíferos la importancia de aquello que denominamos manada o «mandada». Un nuevo mamífero, sin la protección de sus iguales, posiblemente no sobreviviría muchos días.

En los humanos, que nos pasaría exactamente lo mismo, hemos ido un paso más allá con la gran capacidad de pensamiento y conciencia que disponemos y, hoy en día, conocemos la importancia del sentimiento de pertenencia a un grupo – entendiendo como grupo en el sentido amplio, ya sea la familia, los compañeros al trabajo, los iguales en la escuela o los amigos del equipo de fútbol, para poner solo unos ejemplos.

Además de pertenecer, nos tenemos que sentir parte, ser reconocidos y aceptados en aquellos grupos y colectivos donde estamos incluidos. Podemos afirmar, pues, que no solo tenemos que formar parte de un grupo, sistema o equipo, sino que será muy importante funcionar y sentirse parte de este.

¿Cómo funcionan los equipos de trabajo?

Si nos centramos en el funcionamiento de los equipos de trabajo, contamos con algunas evidencias que se han demostrado imprescindibles para un buen clima en estos. Vamos a ver algunas claves:

1. Estructura

Como en la familia, donde los padres tienen que hacer de padres y cuidar de los hijos, y no a la inversa y donde cada cual ocupa un rol y tiene una función determinada, en los equipos de trabajo es importante también poder contar con una estructura clara y definida. Por ejemplo, el jefe tiene que hacer de jefe y asumir el liderazgo, apoyando al resto del equipo. Sabemos que, cuando un lugar no es ocupado por la persona a la que le corresponde, otro del grupo puede asumirlo haciendo tambalear su estructura y funcionamiento.

 

2. Seguridad

Es imprescindible sentirla en los equipos de los que formamos parte. Como ya hemos apuntado anteriormente, los humanos tenemos la grande y compleja capacidad de ser conscientes y ponerle nombre a cómo nos sentimos y cómo se pueden sentir los otros. Saber que podemos expresar lo que necesitamos, cómo nos sentimos o cómo nos gustaría funcionar, sin miedo a ser descalificados, es un elemento básico en el buen funcionamiento de los equipos.

 

3. Confianza

Unas relaciones entre los miembros de los equipos basadas en una confianza mutua y una comunicación respetuosa, sabiendo que aquello que pueda expresar será recibido desde la creencia que queremos lo mejor para el equipo, y no solo para un mismo, determina que las relaciones que se creen nos generen tranquilidad, bienestar y sintonía.

 

4. Reconocimiento

Como ya hemos apuntado, la condición de trabajar dentro de un equipo determinado no comporta directamente tener un reconocimiento. Entendemos por ser reconocidos el hecho de valorar lo que aporta cada persona al equipo, desde la más nueva hasta la más antigua, desde la más experimentada hasta la más novel. Todo el mundo dispone de alguna habilidad que suma y aporta al equipo, y poder verbalizarlas y comunicarlas al resto nos genera un sentimiento de equipo.

 

5. Identidad

Hemos empezado hablando de este aspecto a través de los apellidos, que nos dan una identidad familiar, entre otros aspectos, pero en los equipos de trabajo también es importante disponer de una identidad compartida. Los equipos tenemos un objetivo común y caminando juntos nos será más fácil lograrlo.

 

Para finalizar, me gustaría compartir dos frases que resumen la importancia del trabajo en equipo y que forman parte de la mirada que tengo hacia los equipos. Seguro que conocéis a Michael Jordan, mítico jugador de baloncesto de la NBA, que destacaba por su gran talento en este deporte. Durante una entrevista afirmó que «el talento gana partidos, pero el equipo gana campeonatos», remarcando la suma de todos los jugadores del equipo para el logro de los éxitos deportivos conseguidos. Y es que estamos convencidos del hecho que «trabajar en equipo divide el trabajo y multiplica los resultados».

 

Referencias

Podcast: ‘No te lo habías preguntado: Cómo empezamos a tener apellidos?’, de Judith Tiral.

Un artículo de:

Joan Ronzano.
Psicólogo y educador social. Técnico del Programa Komtü.