El juego es fundamental para el desarrollo integral de los niños/as, ya que proporciona un medio natural para aprender sobre el mundo que los rodea y desarrollar habilidades esenciales para la vida. Pero su poder va más allá del aprendizaje temprano y es que el juego también ejerce un papel fundamental en el desarrollo de la salud mental de los más pequeños, pero también de los adultos!

Ahora que se acercan las vacaciones de invierno y tendréis tiempo para compartir tiempo juntos en casa, os animamos a que jugáis con vuestros hijos e hijas! ¿Por qué? Pues porque el juego en familia ejerce un papel crucial en el bienestar emocional por diferentes motivos. A continuación compartimos con vosotros algunos de los más relevantes:

  1. Fortalecimiento de los vínculos familiares: Jugar juntos crea oportunidades para construir y fortalecer los lazos emocionales entre los miembros de la familia. La interacción positiva durante el juego puede mejorar la comunicación y la conexión afectiva.
  2. Desarrollo emocional: El juego en familia proporciona un entorno seguro para que los niños exploren y expresen sus emociones. Reconociendo y gestionando las propias emociones y comprendiendo las de los otros.
  3. Aprendizajes sociales y de valores: Durante el juego, los niños y niñas tienen la oportunidad de aprender normas sociales y valores como el respeto, la cooperación y la empatía. ¡Cuestiones básicas para su desarrollo emocional y social!
  4. Reducción del estrés: El juego es una forma natural de liberar tensiones y reducir el estrés. Participar en actividades lúdicas puede ayudar a aliviar las presiones diarias en la familia y proporcionar una dosis de energía muy saludable.
  5. Desarrollo de habilidades sociales: Jugar en familia fomenta el desarrollo de habilidades sociales esenciales, como el trabajo en equipo, la comunicación efectiva, la resolución de conflictos o la negociación. ¡Habilidades fundamentales para la interacción con los otros!
  6. Clima familiar positivo: Integrar el juego en la rutina familiar ayuda a establecer hábitos positivos y a crear recuerdos felices y de disfrutar. Las experiencias compartidas durante el juego contribuyen a originar un ambiente familiar muy positivo.
  7. Aumento de la confianza: Cuando te tomas tiempo para jugar con tu hijo/a, este aprende que lo valoras y que te resulta divertido estar con él. Al compartir la experiencia con él o ella le demuestras que es importante para ti.
  8. Diversión y alegría: El juego en sí mismo es una actividad divertida y alegre. Las risas y la diversión compartida contribuyen directamente a generar un estado de ánimo positivo en todos los miembros de la familia.

¿Y a que podemos jugar? A continuación os ofrecemos algunas ideas:

  • Juegos de mesa: Juegos clásicos como el ajedrez, las damas, el dominó o cartas. Actualmente, también hay muchos juegos de mesa diseñados específicamente para ser divertidos y desafiantes para todas las edades.
  • Juegos al aire libre: Frisbee, fútbol, baloncesto, voleibol, juegos de agua en verano, etc. Los juegos al aire libre no solo son divertidos, sino que también promueven la actividad física.
  • Juegos de palabras: Sopa de letras, crucigramas, el juego del colgado… Juegos que pueden ayudar a mejorar el vocabulario, la ortografía y el pensamiento lógico fomentando la comunicación entre vosotros.
  • Juegos de preguntas y respuestas: Juegos que permiten adquirir muchos conocimientos y pueden ser adaptados a diferentes niveles. Un ejemplo claro es el trivial, ¡pero podéis crear vuestro propio juego personalizado!
  • Juegos de construcción: Bloques de construcción tipo lego, juegos de construcción tridimensional como el jenga, etc. Estos juegos fomentan la creatividad y el trabajo en equipo.

La clave es encontrar juegos que se adapten a los intereses y edades de los miembros de vuestra familia. Ante todas las posibilidades existentes, ¡seguro que encontráis alguna opción con la que disfrutar jugando juntos!

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