Como potenciar la iniciativa en los niños/as
Tenemos hijos, los queremos y educamos.
Educar requiere buscar un equilibrio entre muchos aspectos… la libertad y poner límites, tener cura y hacer que sean autónomos, responsabilizarles y dejarles ser niños disfrutando, etc. Y este equilibrio es clave. Tanto madre como padre lo mantienen, cada uno a su manera dando más relevancia a aquellos valores y habilidades que creen más importantes.
Niños y niñas con iniciativa
De los diferentes aspectos en que tenemos que incidir en la educación, hoy os proponemos hablar de potenciar la iniciativa en los niños y niñas. Ayudarles a tener iniciativa requiere estar muy presentes.
La iniciativa está relacionada con diferentes aspectos: la motivación, la curiosidad, la estimulación que ha recibido un niño, la imaginación….
La palabra Iniciativa viene del latín “initium”, principio. Es el ímpetu o el primer paso hacia una acción. La iniciativa en términos generales también se refiere a la capacidad de una persona para actuar por sí misma, para tomar decisiones, para ser emprendedora.
Por qué es importante desarrollar la iniciativa?
Un niño con iniciativa es un niño que juega, que crea, que imagina, que propone, que motiva a los otros, que disfruta, que aprende haciendo, que aprende construyendo, que explora.
Desarrollar la iniciativa tiene dos ventajas importantes:
La primera es que disfruta de aquello que hace, ya que está conectado con sus intereses, con aquello que le gusta hacer, y lo explota tanto como puede.
Es de las primeras cosas que queremos que experimente un niño, disfrutar por el hecho mismo de ser feliz. Pero además una cosa lleva a la otra y si lo pasa bien haciendo algo lo querrá repetir.
La segunda es que desarrolla una serie de habilidades y potencialidades que le serán muy útiles en su vida de estudiante, profesional y en su interacción social en general.
El proceso de aprendizaje que hace un niño desarrollando sus intereses hace que por consiguiente mejore su autoestima, puesto que se sienten seguros, creen en sus capacidades, muestran confianza en los otros y colaboran en el trabajo en equipo, adquieren más facilidad para adaptarse a los cambios, actúan proactivamente, son ingeniosos…
Como potenciar la iniciativa
Nuestras tareas son dos: estimularles, dándoles a conocer todo lo que podamos, poner a su alcance actividades diversas y muy diferentes para que él o ella puedan experimentar y estar receptivos a aquellas que le desvelen más interés.
Según lo que le ponemos delante, haremos despertar su curiosidad, facilitaremos que quiera investigar, que quiera moverse, que se marque retos. Los intereses de un niño pueden ir en diferentes direcciones: intereses intelectuales, deportivos, creativos, lúdicos. Él no los diferencia, pero vaya donde vaya, esta diversidad de intereses hará que el niño, sin darse cuenta, vaya logrando retos y que un reto le lleve a otro.
La riqueza de estímulos lo ayudará a poder escoger: “si conozco muchas cosas, tengo más posibilidades de encontrar aquella que realmente me gusta, me interesa o me apasiona”.
“Pero tenemos muchos ejemplos”: El niño o adolescente que está en casa y ve la ropa para extender y se levanta a hacerlo, o el niño que se espera que le pidan, o el niño que siente que acaba la lavadora y se va a solas a sacar la ropa para extenderla, son diferentes niveles de iniciativa (a pesar de que un ejemplo relacionado con las tareas es muy osado, y no siempre tenemos éxito).
El niño que en la escuela cuando trabaja un tema concreto que le interesa llega a casa y explica lo que ha trabajado, busca información, lee, busca una exposición o cine relacionado con el tema, comparte con la familia o amigos, genera.
El niño que en la montaña, coge palos, piedras, salta, observa pájaros, plantas, explora, construye una cabaña, mira con unos prismáticos.
El niño que crea, el niño artista, con colores, con pintura, con construcciones, con materiales diversos, construyendo su obra.
Un niño que en un trabajo en equipo colabora al organizar las tareas.
Un niño que jugando es capaz de imaginar, de crear una aventura, un juego, una combinación artística.
Para dar a conocer este universo de estímulos, tenemos al alcance museos, natura, deporte, teatro y cine, exposiciones, pero también tenemos nuestra casa, nuestro pueblo o barrio, el entorno más próximo. En casa podemos ofrecer diferentes tipos de juego (el juego simbólico, juegos de moverse, juegos de pensar). Podemos crear ofreciendo materiales diferentes, podemos hacer experimentos con enseres de la cocina, podemos tocar instrumentos musicales, podemos bailar, podemos debatir, construir un robot, hacer un mural, leer, hacer un disfraz, hacer una maqueta. Podemos salir al parque y movernos y compartir con los amigos, podemos aprovechar los entornos naturales más próximos para observarlos, conocerlos, jugar o hacer deporte.
La cantidad de estímulos es tan grande y diversa como imaginación tengamos los adultos referentes de estos niños. A los niños los gustará compartir nuestras aficiones también y quizás algunas acabarán siendo las suyas.
La acción lleva a la acción.
El efecto contrario, la no estimulación, lleva a la apatía. En el momento actual hemos debatido y debatiremos todavía sobre el uso de las tecnologías, es un aspecto que está bastante relacionado con el desarrollo de la capacidad de tener iniciativa en el niño. Hay muchas maneras de utilizarlas y un niño con intereses diversos y un buen acompañamiento puede hacer un buen uso. El empleo únicamente lúdico sin acompañamiento de hábitos horarios y contenido, llevado al extremo, nos puede llevar a la apatía, lo contrario del que perseguimos, por este efecto adictivo que tienen las pantallas. El niño ve y vive que hacen los otros a través de la pantalla, pero pocas veces los motiva a la acción, vive las aventuras de los otros, pero no crea la suya.
Este paso que la pantalla no nos da es la motivación que los adultos tenemos que encender en los niños y adolescentes. También es cierto que internet nos ofrece una gran cantidad de recursos para que los adultos podamos coger ideas para ofrecer después un abanico muy diverso de actividades a nuestros niños.
Cualquier pequeño juguete puede ser arte, puede ser una aventura, puede ser diversión.
Un artículo de:
Mireia Planells
Terapeuta familiar, educadora social y técnica del Programa Komtü.
Cuidarnos también es cuidar a los que nos rodean
Desde el programa Komtü tenemos claro nuestro objetivo: promover el bienestar de los niños y niñas.
Y con este objetivo, tenemos también claro que para que los ellos/as estén bien, hace falta que los adultos que los acompañamos estemos también bien. Y esto, a pesar de que todos lo entendemos, no siempre nos es fácil llevarlo a la práctica.
Nos puede parecer que pensar en nuestro propio bienestar es egoísta, que nos damos más importancia que al resto, que nos ponemos por delante de los niños o compañeros… Cuando, si lo hacemos con cuidado, al cuidarme cuido también de quienes me rodean.
Veamos por qué:
- Los niños aprenden de aquello que nos ven hacer, no de lo que les decimos que hagan.
Si yo se los digo a mis hijos o a mis alumnos que se cuiden, que expresar las emociones es saludable, que es importante que tengan aficiones, pero a mí me ven todo el día trabajando, yendo arriba y abajo, o estirada en el sofá mirando el móvil, o cerrada en mí misma sin querer hablar del lo que me pasa… lo que les estoy diciendo en realidad es que no se cuiden.
Las palabras están vacías de contenido si no son coherentes con nuestros actos. Hacer aquello que pensamos y sentimos, y sentir aquello que hacemos, nos ayudará a estar mejor, y también ayudará a los niños (y adultos) que nos rodean a que ellos lo puedan hacer. - Cuidarme me ayuda a sentirme mejor, y, por tanto, a estar más disponible (y a poder cuidar con mayor calidad).
- Si yo estoy bien, mi entorno lo notará y, por lo tanto, es más fácil que también esté bien. En el mundo social hablamos de activo de bienestar cuando hay algo (una persona, un recurso, una actividad, una equipación…) que genera salud y bienestar. Cuando me cuido, me dedico tiempo, hago aquello que me gusta y me siento mejor, estoy de más buen humor… Cuando me cuido me convierto en un activo de bienestar para mi entorno.
Así pues, ¿cómo nos podemos cuidar? Esta es una pregunta difícil de responder porque aquello que nos hace sentir bien a cada uno de nosotros puede ser muy diverso. No hay una recomendación universal dado que hay quién necesitará parar y hacer yoga y quien agradecerá salir a la montaña a hacer deporte de intensidad.
Querría poner el foco en tres ejes donde la importancia no está en lo que hacemos sino en sí aquello que hacemos atiende tres aspectos diferentes de nuestra vida (no están escritos por orden de importancia):
- Cuidarme es dedicarme tiempo: hacer cosas que me gustan, me llenan y me reconfortan. Aquí es válido tanto quedarme en casa sola leyendo un libro como ir a hacer deporte, hacer una quedada con unas amigas o ir a tomar algo con compañeros del trabajo.
- Cuidarme es también cuidarnos con aquellas personas que nos son próximas: ir a cenar un día solo con la pareja y poder tener una conversación de adultos, hacer una sesión de cine en familia en casa con cena especial y palomitas, o hacer una tarde a solas con mi hijo/hija haciendo algo que nos guste, podrían ser ejemplos que entrarían en esta categoría. Dedicarnos tiempo a estar bien, a hacer cosas que a todos nos gustan, fortalece nuestros vínculos y nos genera bienestar. Es también un anclaje positivo al cual podremos recorrer en momentos donde las cosas no vayan tan bien.
- Cuidarme es también abrirme al mundo y a las personas que me rodean: tener un grupo de amigos con quienes te ves/hablas con regularidad, una comunidad en la cual te sientes implicada, un trabajo que te gusta y te llena profesionalmente….
Para resumir estos tres ejes podría decir que atienden tres espacios: yo conmigo, yo contigo, yo con el mundo.
Un artículo de:
Anna Rallo
Psicopedagoga y técnica del Programa Komtü.
Beneficios socioemocionales del apadrinamiento entre alumnos
Son muchas las escuelas que, entre otras propuestas educativas, destinan un espacio semanal al apadrinamiento entre alumnos de diferentes cursos del centro. El apadrinamiento escolar se puede describir como una actividad cooperativa que se realiza en parejas formadas por alumnos de un curso de más edad que hacen de padrinos a los alumnos de unos cursos más pequeños, que se acostumbran a denominar ahijados. El hecho de ser padrino, por ejemplo de lectura, representa que el alumno de más edad adquiere el compromiso principal de velar por el aprendizaje, en este caso lector, de su ahijado. Por lo tanto, lo ayudaría y lo acompañaría, siempre bajo la supervisión del docente, en el proceso de aprender a leer, a la vez que miraría de encomendarle el gusto por la lectura animándolo a escoger sus lecturas preferidas, por ejemplo. El hecho que se trate de un igual de la escuela algo más mayor quién hace este acompañamiento hace que la propuesta adquiera unos rasgos diferenciales, tanto para los más mayores como para los más pequeños del centro.
Como ya podéis imaginar, los beneficios de esta actividad son muchos, puesto que además de los aprendizajes de carácter más puramente académicos como el logro de la lectura, siguiendo el ejemplo, hay una serie de competencias socioemocionales que también se trabajan con esta propuesta. Y en estos beneficios socioemocionales es donde nos pararemos y los describiremos a continuación.
En primer lugar, es evidente que uno de sus beneficios es la mejora de la competencia comunicativa tanto de ahijados como de padrinos, y especialmente la comunicación asertiva entre el alumnado de diferentes etapas del centro. Entendemos por comunicación asertiva aquella que requiere una escucha activa entre las personas, en este caso entre los alumnos de diferentes edades, puesto que el acuerdo, los diferentes gustos e intereses y el ritmo que necesita cada cual tendrá que ser comunicado de manera respetuosa, favoreciendo de este modo también la empatía entre compañeros y compañeras. El hecho de poderse “poner” en los zapatos de los otros, entender que quizás no a todo el mundo nos gustan las mismas cosas o tenemos intereses diferentes, o incluso que el ritmo de aprendizaje y los procesos mentales pueden ser diferentes en cada uno de nosotros (aquí también influye la etapa de desarrollo en que se encuentra cada niño), es un aprendizaje significativo que podemos favorecer a través de esta propuesta.
Con esta iniciativa también se pueden observar a medio y largo plazo mejoras en el aumento de la responsabilidad personal, la ayuda y la cooperación más allá del aula. El apadrinamiento requiere el desarrollo de una serie de competencias que después se podrán transferir a otros ámbitos de la vida. Los niños y jóvenes quizás tendrán que escuchar ideas y opiniones diferentes de las suyas; habrá que cooperar para lograr el objetivo común propuesto se tendrán que ayudar y necesitarán en muchas ocasiones comprender al otro si quieren establecer una relación de aprendizaje y crecimiento compartido.
Por otro lado, el apadrinamiento entre el alumnado requerirá en muchas ocasiones resolver pequeños conflictos y dificultades de forma positiva. Para hacerlo, habrá que trabajar con el alumnado la capacidad de reconocer las propias emociones y sentimientos, identificarlas, regularlas y expresarlas al otro, ya sea al mismo padrino/ahijado o a los maestros encargados del acompañamiento en este espacio. Por lo tanto, a menudo habrá que poner en marcha muchas de las habilidades socioemocionales que nos permiten establecer unas relaciones saludables con nosotros mismos y con los otros, como el respeto, la confianza o la tolerancia.
Cómo hemos visto, son muchas las capacidades que podemos trabajar a partir de esta propuesta educativa. Es evidente que en la hora de ponerla en marcha en la escuela habrá detrás unos objetivos y unas competencias determinadas que queremos que los alumnos adquieran y desarrollen. Pero habrá otras que quizás en un primer momento no nos planteamos en nuestra planificación como profesionales que después observamos y detectamos como beneficios, podríamos decir, inesperados: a consecuencia de todo este trabajo mejora la convivencia en el centro, puesto que se generan unas relaciones singulares entre padrinos y ahijados que facilitan la prevención de conflictos en el centro al generarse y propiciarse un sentimiento de pertenencia y comunidad. De forma casi espontánea, observamos el agradecimiento entre el alumnado de los momentos compartidos a lo largo de las sesiones; el cuidado y el aprecio más sincero entre los más mayores y los más pequeños de la escuela; la importancia del ejemplo, referencia e inspiración que podemos dar a los otros y el desarrollo del sentimiento de pertenencia, puesto que todos y todas formamos parte de la comunidad escolar.
Y esto no es todo. Como ya hemos apuntado antes, a veces obtenemos beneficios inesperados de esta u otras prácticas que impulsamos en la escuela, y no solo en el alumnado. En este caso, resulta evidente que los maestros de diferentes cursos (a menudo profesionales de diferentes etapas que no suelen coincidir más allá de momentos puntuales a lo largo del curso) tendrán que coordinarse y compartir durante un rato un espacio educativo. Por lo tanto, con esta práctica planificada también podemos favorecer la relación y aprendizaje de los diferentes profesionales de la escuela. Incluso, si lo estructuramos debidamente, podemos propiciar feedback entre compañeros y compañeras de profesión que ayude a reflexionar y enriquezca nuestra praxis educativa.
Referencias
Azorín, C. M. (2017). El apadrinamiento lector entre estudiantes. Una estrategia favorecedora de la inclusión en la escuela. Ocnos. Revista De Estudios Sobre Lectura, 16(2), 27–36. https://doi.org/10.18239/ocnos_2017.16.2.1402
Sanahuja- Ribés, A. (2023). Estudio de caso sobre la estrategia del apadrinamiento lector: Fomentando una educación inclusiva . Ocnos. Revista De Estudios Sobre Lectura, 22(2). https://doi.org/10.18239/ocnos_2023.22.2.342
Alvarez-Rementeria,M ; Darretxe,L ; Arotegui-Barandica,I. (2022). El apadrinamiento lector como estrategia inclusiva en la escuela: fundamentos y claves para la implementación. Revista MAMAKUNA, 18, 78-89. https://revistas.unae.edu.ec/index.php/mamakuna/article/view/649/582
Un artículo de:
Joan Ronzano
Psicólogo, educador social y técnico del Programa Komtü.
¿Reconectamos?
Todos hemos ido a un restaurante a cena y hemos visto cómo se entretienen los niños mientras los adultos hablamos. ¿Podéis cerrar los ojos y visualizar la imagen? Ahora vamos hacia atrás, ¿recordáis cuando vosotros erais pequeños? ¿Con que jugabais cuando ibais a un restaurante, esperabais al médico para ser atendidos o hacíais cola para entrar a algún lugar?
Seguramente la imagen es bien diferente. Os invitamos a buscar las 7 diferencias entre las dos situaciones, como aquellos juegos típicos que todos conocemos.
- ¿Dónde miran los niños?
- ¿Con quién hablan los niños?
- ¿Con quién hablan los adultos?
- ¿Quién está conectado con quién o qué?
- ¿Qué aprendizaje crees que se está generando?
- ¿Qué emoción genera en tú esta imagen?
- ¿Cuál crees que genera en los niños?
Continuamos visualizando. Ahora imagina que estás a un restaurante, con un amigo o tu pareja, o hasta tú a solas, y vas con uno o varios niños. Al cabo de un rato: “me aburro!”, “¿qué hacemos ahora? O incluso empiezan a discutir entre ellos. ¿Qué podríamos hacer en una situación así?
Podemos hacer tantos juegos como queramos. Solo necesitaremos una libreta y un lápiz, o si no llevamos, una servilleta de papel y un bolígrafo que llevemos encima, o que fácilmente nos pueden dejar. Os proponemos juegos que fomenten la mirada mutua a los ojos, el contacto táctil entre las personas, la sonrisa, puesto que todo esto aumentará nuestro vínculo y conexión, y la calidad de este.
- Juegos como “el ahorcado” que podemos transformar en una bonita mariposa que iremos construyendo paso a paso con cada letra fallada.
- Reto de palabras temáticas. Dibujamos una tabla dónde en las columnas ponemos: país, comida, nombre, animal, etc. y a las filas ponemos letras, ej. A: Alemania; Anacardos; Angel; Abeja.
- El juego de las palabras escondidas. Buscar qué palabras podemos formar con algunas letras de palabras escritas en una lista, ej. campana= mapa; cana; campo…
- El juego de palabras encadenadas. Continuamos creando palabras a partir de la última letra: avión; oveja; esconder; río…
¿Y si tienen menos de seis años? Podemos jugar a dibujar el que queramos, y el otro tiene que adivinar qué ha dibujado; proponemos dibujar frutas de color rojo, o amarillo, o naranja; podemos jugar al “veo veo una cosita roja…”; podemos llevar un muñeco y jugar a hacer juego simbólico al restaurante: damos de comer al bebé, le cambiamos el pañal, lo ponemos a dormir, etc.
Con todos estos juegos estaremos trabajando la conexión, el desarrollo de la atención, la concentración, la gestión de la espera, la creatividad… y no necesita recargarse ni wifi!!!!
Y a vosotros, ¿qué otras ideas os han funcionado?
Un artículo de:
Rebeca López
Psicóloga, terapeuta familiar y técnica del Programa Komtü.
Hábitos y rutinas de vuelta en la escuela 2024 - 2025
Después de unos meses de verano donde hemos podido disfrutar del relax que comportan las vacaciones, donde los horarios, las rutinas diarias, los hábitos se desdibujan (y suerte que lo podemos hacer!), nos acercamos al inicio de curso y lógicamente nos toca poner “orden” al ritmo veraniego. Los adultos ya lo hemos ido haciendo y, si no lo hemos necesitado, sabemos qué tenemos que hacer cuando nos tengamos que volver a la rutina. Nos costará, pero acabamos entrando. Nuestros hijos e hijas también acaban entrando, pero para hacerlo más “amigable”, para que les sea más agradable este final de verano y el inicio de las rutinas que comporta el curso escolar y otras actividades, os proponemos varías actividades, ideas a tener en cuenta, a llevar a cabo con los niños y niñas, para que esta entrada sea agradable e incluso, divertida.
Ideas a tener en cuenta, para que esta entrada sea agradable e incluso, divertida.
Lluvia de ideas de rutinas: pide a tus hijos/as que hagan una lluvia de ideas de aquellas rutinas que creen que son importantes para la vuelta a la escuela. Podéis ir apuntando todas las propuestas en una pizarra o una hoja de papel.
Con esta lluvia de ideas conjuntas podemos reconocer cuáles son las inquietudes, preocupaciones, motivaciones que puede estar experimentando nuestro hijo/a y también compartir las que sentimos nosotros como adultos,….
Calendario con días restantes: los niños no tienen la misma concepción de espacio y tiempo que tenemos los adultos. Por lo tanto, a veces puede ser complicado entender cuántos días faltan para que llegue un acontecimiento.
Una buena propuesta para ir recordando y trabajando con ellos y ellas los días de la semana, matemáticas y la concepción del espacio y el tiempo puede ser elaborar un calendario, donde de forma conjunta marcamos el día en que se produce el acontecimiento importante y posteriormente vayamos marcando los días que faltan para llegar a esta fecha.
Además, podemos poner en este calendario alguna pregunta que nos ayude a saber cómo lo está viviendo nuestro hijo/a, algún ejemplo puede ser:
- ¿Cómo te hace sentir ver que quedan 3 días para volver a la escuela?
- ¿A quién tienes ganas de ver?
- ¿Cómo te imaginas que será tu nueva clase?
- ¿Qué es importante para ti ese día?
Con esta lluvia de ideas conjuntas podemos reconocer cuáles son las inquietudes, preocupaciones, motivaciones que puede estar experimentando nuestro hijo/a y también compartir las que sentimos nosotros como adultos.
Preparar la mochila con anterioridad: otra propuesta muy sencilla es preparar la mochila con anterioridad. Lo podemos hacer un día o la tarde antes de volver a la escuela.
Para hacerlo tendremos que mirar qué puede necesitar el primer día, seguramente todavía no tendremos el horario disponible, así que adentro de la mochila podemos poner:
- El librito con las tareas de verano
- Un estuche con el material necesario
- Una libreta
- Una carpeta
- Una botella con agua
A la vez también podemos aprovechar este espacio para continuar compartiendo momentos y continuar conociendo nuestro hijo/a. Por lo tanto, también el/la podemos acompañar a llenar esta mochila con:
- Un recuerdo que quieras compartir con tus compañeros/as de este verano
- Una emoción que estés sentido antes de ir a la escuela
- La emoción que te gustaría empezar este nuevo curso
- Un deseo por este nuevo curso escolar
Volver poco a poco a las rutinas que seguimos durante el curso escolar: los cambios nos generan “movimiento” a todas y todos, por eso es importante que estos no acostumbren a ser repentinos y los pueda ir viviendo y sintiendo despacio.
A los niños los sucede el mismo, un cambio o una vuelta a una rutina, de forma repentina, les genera un impacto que les puede ser difícil de asimilar, además del impacto emocional que conlleva.
Para acompañar en este cambio, esta vuelta a la rutina, nos puede ayudar como padres /madres y tutores/as ir volviendo progresivamente a las rutinas y los horarios que teníamos marcados durante la época escolar.
Una semana, máximo dos, antes del inicio escolar, nos podemos sentar con nuestros hijos e hijas y de forma conjunta, hablar y recordar qué eran las responsabilidades y los horarios que teníamos.
Esto puede ser también un buen momento para revisar si hay tareas y responsabilidades que ya pueden hacer de forma más autónoma (hábitos de higiene, tareas escolares, asear su habitación, preparar mochila) y en lo que todavía necesita nuestro apoyo.
Además, aprovechando este espacio también podemos revisar los horarios y marcar nuevos (si es necesario), recordando que los podemos dejar escoger (dentro de unos límites que marcamos los adultos).
Una vez lo tengamos todo decidido y claro, si hemos elaborado algún mural, lo podemos colgar en la nevera o en un espacio visible, para que todo el mundo se acuerde y lo pueda ver, sino siempre estamos a tiempo de hacerlo.
Explicar cuentos: los cambios nos generan “movimiento” a todas y todos, por eso es importante que estos no acostumbren a ser repentinos y los pueda ir viviendo y sintiendo despacio.
A los niños les sucede el mismo, un cambio o una vuelta a una rutina, de forma repentina, los genera un impacto que los puede ser difícil de asimilar, además del impacto emocional que deriva.
Para poder acompañar esta serie de emociones y poder hablar una buena manera quizás los cuentos, leer de forma plegada por la tarde, antes de ir a dormir y unos días antes de la entrada en la escuela nos puede ayudar a adultos y niños a sostener las emociones, comprenderlas y conectar con la calma.
Te dejamos en este espacio una serie de libros que os pueden ir bien:
- Salvajes de Miriam Tiradó
- Emocionari de Rafael Romero
- La cola de dragón de Mireia Canals
- El jardín de los abrazos de José Antonio Luengo
- Un monstruo de colores – Annna Llenas
- Un amigo como tú – Andrea Schomburg y Barbara Rötggen
- ¿Qué necesito cuando me enfado? Tania Garcia
- Tinc un volcán de Miriam Tirado i Joan Turu
Recuerda poder dar lugar, reconocer, validar y normalizar todas las emociones que expresen y aquellas que no quieran expresar. Recuerda también que frases como estás exagerando o no llores no nos ayudan a compartir como nos sentimos.
Llegar a tiempo el primer día: a pesar de que la escuela ya tiene en cuenta que el primer día pueden llegar algo más tarde de la hora de entrada, por los nervios, la carencia de rutina matinal, la logística de vestir y almorzar… es importante que intentemos ayudarlos/las a que la llegada a la escuela sea tranquila, pausada, sin prisas.
Este primer día, hay que despertarnos un poco antes, poder hacer lo que tenemos previsto con los hijos e hijas con calma, sin presiones. Poder ayudar al niño/a a dejar ropa, mochila… preparado el día antes, seguro que permitirá que por la mañana nos podamos dedicar a estar por ellos y ellas, no por lo que se tiene que hacer.
Es importante preguntarles cómo se sienten, si hay nervios, miedo, alegría…. ayudar a expresar la emoción predominante de aquel momento les permitirá reconocerla y, por tanto, poder regularla si hace falta. Y si es muy intensa, poder compartirla con la maestra cuando llegue a la escuela (ellos y ellas mismas o nosotros si lo vemos necesario). Solo desde el reconocimiento y el acompañamiento, podemos ayudar a calmarla.
Si tenemos la posibilidad de llegar a la escuela un rato antes de entrar, podrán verse con los compañeros/as, romper el hielo. Y esto permitirá que no lo necesiten hacer en el aula, donde seguro que tendrán dinámicas preparadas para generar una buena acogida.
Dedicar un rato del día a hacer tareas escolares: las primeras semanas de clase, suelen ser emocionalmente muy explosivas, hay demasiadas cuestiones que les cuesta “parir” con tan poco tiempo. Y lógicamente, la actividad académica queda a un lado porque predomina la parte emocional, hecho totalmente normal y sano.
Podemos, no obstante, ir ayudando a coger cierto hábito de trabajo de las tareas escolares, ofreciendo un rato, corto, de conexión con la parte formativa de la escuela. Sin que suponga un malestar al niño, es interesante encontrar un momento del día a conectar con lo que supone trabajar en casa, si desde la escuela tienen este hábito. Poder estar un rato desde el inicio de curso en el espacio de casa donde hará las tareas escolares (recordáis la importancia de que haya un espacio concreto y no muchos lugares dentro de casa porque no ayuda a concentrarse), permitirá sentir que este será un hábito habitual durante el curso. Pero volvemos a decir, sin que él/ella haga sentir presionado/da, hacedlo desde el juego, desde el que necesitará tener a la mesa (libretas, colores…) para trabajar mejor.
Estas son diferentes propuestas para que el retorno a la rutina de septiembre les sea más sencillo, más fácil, después de la actividad del verano. Esperamos que os sean útiles y que os permitan acompañar a vuestro hijo y/o hija en este momento de curso donde las emociones están más activadas.
¡Ahora solo nos falta empezar a ponerlo en marcha!
Haz clic para descargar el documento de “Hábitos y rutinas de vuelta en la escuela»
¡10 ideas de actividades en familia para este verano!
Ya estamos en verano, una época de mucho sol y días largos, en los que apetece salir al aire libre y realizar actividades en familia.
Para daros ideas, en este documento hemos recopilado ideas de actividades sencillas y divertidas para disfrutar este verano en familia.
Foto al las nubes: aprovechamos un día con nubes en el cielo para bajar a la calle y fotografiarlos. Después podemos aprovechar sus formas para hacer un montaje fotográfico, pintarlos en un mural, buscar formas creativas y dibujarlas,…
Dibujar sonidos: grabamos sonidos para más tarde dejarnos llevar por estos y, con un rotulador o varios colores en la mano, dibujamos el sonido que estamos escuchando intentando encontrar su forma. Sería muy chulo por ejemplo grabar sonidos de animales de fondo y luego dibujarlos.
El cometa familiar: construir un cometa entre todos y todas puede ser una actividad muy divertida de hacer en familia, por internet podéis encontrar muchos tutoriales por si no sabéis.
La actividad empezaría construyendo el cometa en casa y después, buscar un lugar al aire libre para ir a hacerlo volar juntos. Podéis incluso poner un nombre al cometa, el nombre de la familia que más os guste y así volará muy lejos y verá el mundo desde el cielo.
Collage floral: cerca de casa seguro que hay una zona verde grande (un parque, una montaña…). La actividad sería ir toda la familia a este espacio y coger del suelo hojas, flores, hierbas, ramas…. lo que nos guste para poder construir después a casa, un collage floral. En un pequeño mural o corcho, podéis enganchar lo que habéis recogido y así tener un recuerdo de la salida a la naturaleza de aquel día, también le podéis poner un título al mural, del lugar que habéis ido a visitar toda la familia junta.
También se puede coger el coche o transporte público e ir más lejos, a otras zonas de montaña para hacer esta actividad.
Creamos nuestro propio jardín: reunimos diferentes tipos de semillas que encontramos por casa, como por ejemplo, un garbanzo, una lenteja y una judía, o también semillas de tomate, pimiento o fruta, y las plantamos para poder ir observando como crecen.
Para los primeros días, antes de trasplantar las plantas a su lugar definitivo, podemos utilizar los clásicos tarros de cristal que todos tenemos por casa y que nos permitirán observar no solamente el crecimiento del tallo sino también el de las raíces.
También podemos ampliar nuestro jardín con plantas aromáticas como el tomillo, la albahaca, la menta que, además de observar el crecimiento, nos despertarán el sentido del olfato y permitirán que nuestros niños/as conozcan nuevos olores. Además, le podemos dar un uso culinario como por ejemplo un sorbete de menta, una ensalada de tomate con albahaca, salsa pesto (la opción de sustituir los piñones por anacardos es muy buena y mucho más económica) o una sopa de tomillo (que además de buenísima es saludable y un buen remedio para la barriga).
Qué fotografía más bonita: concurso de fotografía entre los miembros de la familia de elementos de la naturaleza. Ir a un espacio de naturaleza, el que nos apetezca y que cada miembro de la familia fotografíe lo que más le guste del lugar donde hemos ido. Ahora, con el teléfono móvil, es muy fácil hacer esta dinámica con los hijos e hijas, no hace falta una gran cámara fotográfica. Y después, podemos imprimirlas y construir un collage fotográfico con ellas.
Un poco de música: siempre es un buen momento para compartir canciones y músicas especiales. Las que os gustan a los mayores, las que le gustan a tus hijos, algún grupo que os hayan recomendado, de otros lugares del mundo… Puede confeccionar tu playlist veraniega y, si os atrevéis, hacer un karaoke o una coreografía!
Ir a hacer un pícnic: planificamos un pícnic conjuntamente donde todos los miembros de la familia hay de participar. Empezaremos haciendo el menú:
Todo el mundo tiene que decir su opinión para decidir que comeremos (podemos aprovechar para pensar en productos de temporada, y hacer una comida saludable)
Hacemos la lista de lo que necesitamos.
¡Todos a la cocina! si hay alguna receta que se tenga que cocinar o preparar nos repartiremos las tareas y lo haremos todos juntos. Los ratos en la cocina compartidos son muy divertidos y un momento para aprender muchas cosas potenciando la autonomía de nuestros hijos e hijas.
Hacemos la lista entre todos de lo que hay que coger y preparamos conjuntamente el cesto, la mochila o la nevera.
¿Y si preparamos el trayecto con ellos? ruta a seguir, transporte con el que iremos, tiempo de trayecto, que vean el mapa del lugar para ubicar la zona donde iremos…
A disfrutar de una divertida comida en familia en el entorno natural que hayamos elegido, parques, playa, montaña.
Descubrir nuevas lecturas: siempre puedes realizar una visita a la Biblioteca Municipal o de tu barrio y explorar conjuntamente nuevas lecturas que os motiven. Si deseas recomendaciones puedes consultar este artículo donde recomendamos lecturas según la edad del niño/a.
Cazar sombras: cogemos papel y lápiz y dibujamos la sombra de una flor, un árbol…, y después en casa le ponemos color con rotuladores, acuarelas…, o también aprovechamos la silueta para soltar la imaginación y continuar el dibujo según cómo nos inspire.
Estas son diferentes propuestas para que toda la familia pueda disfrutar de la naturaleza, del aire libre, haciendo actividades agradables y que nos permitan sentirnos mejor entre nosotros, disfrutar de espacios abiertos, imprescindible para el bienestar emocional.
¡Ahora solo nos falta empezar a ponerlo en marcha!
Haz clic para descargar el documento de “10 ideas de actividades en familia para este verano”
La importancia del vínculo en las relaciones docente-estudiante
La infancia es una etapa crucial para adquirir habilidades y conocimientos que les permitirán a los niños/as enfrentar retos y adversidades a lo largo de su vida. Muchas de estas habilidades se adquieren a través de las relaciones entre adultos y niños, y cómo estas interacciones influyen en el desarrollo académico, social y emocional de los niños.
En la educación, el vínculo entre el docente y estudiante juega un papel fundamental en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Establecer relaciones positivas y cercanas ayuda a generar un ambiente propicio para el desarrollo académico, emocional y social de los estudiantes. En este artículo, exploraremos la importancia de este vínculo y cómo puede impactar de manera significativa en la educación.
Una relación de calidad entre maestros y alumnos tiene beneficios en el rendimiento académico, la motivación, el clima del aula, las conductas disruptivas, la autoestima de los alumnos, favorecer su desarrollo socioemocional, así como su bienestar y salud mental.
Son muchas las maneras de potenciar este tipo de relaciones efectivas y positivas en el entorno educativo, como son la escucha activa, la comunicación asertiva, la regulación emocional, establecer momentos de autocuidado o celebrar logros.
El vínculo entre el docente y el estudiante es esencial para un aprendizaje significativo y completo. Y ya existen programas de bienestar emocional que contribuyen a desarrollar propuestas de promoción de las relaciones positivas entre docentes y estudiantes.
Lee el artículo completo en: La importancia del vínculo: las relaciones docente – estudiante
Un artículo de:
Lara Pérez.
Técnica de investigación del Programa Komtü.
Actividades en la naturaleza
Ya estamos en primavera, a las puertas del verano!!! En esta época los días son más largos, hay muchos más ratos de sol que en invierno, la temperatura es muy agradable y con los hijos e hijas vamos más al parque, a espacios al aire libre… Porque se está bien y ellos y ellas también están más distraídas, jugando, moviéndose, compartiendo con los amigos y amigas.
Es taaaaan importante hacer actividades al aire libre por el cuerpo, por la mente… Y esto lo agradece la relación con los hijos e hijas, porque si se lo pasan bien, están más felices y con nosotros, los adultos, entonces, todo fluye mejor.
En este artículo, queremos potenciar la actividad al aire libre y el bienestar emocional que genera en las personas estar en contacto con la naturaleza. Hay mil actividades que hacer y hoy os queremos proponer algunas que ayuden a disfrutar del entorno en familia, sencillas y a la vez entretenidas, sin que requieran de un gran gasto económico.
- Collage floral
Cerca de casa seguro que hay una zona verde grande (un parque, una montaña…). La actividad sería ir toda la familia a este espacio y coger del suelo hojas, flores, hierbas, ramas…. lo que nos guste para poder construir después a casa, un collage floral. En un pequeño mural o corcho, podéis enganchar lo que habéis recogido y así tener un recuerdo de la salida a la naturaleza de aquel día, también le podéis poner un título al mural, del lugar que habéis ido a visitar toda la familia junta.
También se puede coger el coche o transporte público e ir más lejos, a otras zonas de montaña para hacer esta actividad.
- El cometa familiar
Construir un cometa entre todos y todas puede ser una actividad muy divertida de hacer en familia, por internet podéis encontrar muchos tutoriales por si no sabéis.
La actividad empezaría construyendo el cometa en casa y después, buscar un lugar al aire libre para ir a hacerlo volar juntos. Podéis incluso poner un nombre al cometa, el nombre de la familia que más os guste y así volará muy lejos y verá el mundo desde el cielo.
- Buenas noches de día
Ver una bonita puesta de sol con los niños os hará disfrutar a toda la familia de vivir un momento bonito juntos. A la vez los niños aprenderán a valorar aquellos instantes que pasamos juntos, a saber observar y fijarse en las cosas sencillas que nos ofrece el planeta, a disfrutar de los colores de la puesta de sol…. También podemos añadir otros aspectos en el momento como quizás dibujar lo que estamos viendo, fotografiarlo, llevar merienda/cenar y sentarnos a comer generando una conversación familiar, o un juego…
- Qué fotografía más bonita
Concurso de fotografía entre los miembros de la familia de elementos de la naturaleza. Ir a un espacio de naturaleza, el que nos apetezca y que cada miembro de la familia fotografíe lo que más le guste del lugar donde hemos ido. Ahora, con el teléfono móvil, es muy fácil hacer esta dinámica con los hijos e hijas, no hace falta una gran cámara fotográfica. Y después, podemos imprimirlas y construir un collage fotográfico con ellas.
- Ir a hacer un pícnic
Planificamos un pícnic conjuntamente donde todos los miembros de la familia hay de participar. Empezaremos haciendo el menú:
- Todo el mundo tiene que decir su opinión para decidir que comeremos (podemos aprovechar para pensar en productos de temporada, y hacer una comida saludable)
- Hacemos la lista de lo que necesitamos.
- ¡Todos a la cocina! si hay alguna receta que se tenga que cocinar o preparar nos repartiremos las tareas y lo haremos todos juntos. Los ratos en la cocina compartidos son muy divertidos y un momento para aprender muchas cosas potenciando la autonomía de nuestros hijos e hijas.
- Hacemos la lista entre todos de lo que hay que coger y preparamos conjuntamente el cesto, la mochila o la nevera.
- ¿Y si preparamos el trayecto con ellos? ruta a seguir, transporte con el que iremos, tiempo de trayecto, que vean el mapa del lugar para ubicar la zona donde iremos…
- A disfrutar de una divertida comida en familia en el entorno natural que hayamos elegido, parques, playa, montaña.
Estas son diferentes propuestas porque toda la familia pueda disfrutar de la naturaleza, del aire libre, haciendo actividades agradables y que nos permitan sentirnos mejor entre nosotros, a los adultos sacarnos el estrés del día a día y a los niños, disfrutar de espacios abiertos, imprescindible para el bienestar emocional.
¡Ahora solo nos falta empezar a ponerlo en marcha!
Y para acabar, os compartimos unas aplicaciones y lugares webs que nos inspirarán y nos facilitarán bonitas observaciones en la naturaleza:
Aplicaciones:
Natusfera 2.0: permite registrar, organizar y compartir observaciones de la naturaleza con la comunidad.
INaturalist: facilita la identificación de plantas y animales.
BirdNet: permite identificar más de 3.000 especies de pájaros.
PlantNet: permite identificar plantas simplemente fotografiándolas con el móvil.
Sitios web:
Biologueando: desde biotrucos hasta recursos. Este sitio web es tan rico en información como entretenido.
Haz clic para descargar el documento «Actividades en la naturaleza»
Dar confianza o confiar ciegamente en nuestros hijos e hijas
Es una diferencia sutil, o no tanto…
¿Qué queremos decir con esto?
Queremos decir que tenemos que poder aceptar que nuestros hijos/as han podido hacer una travesura en la escuela o han podido tener una actitud incorrecta, por ejemplo, hablando mal a una vecina o pegando a un compañero suyo.
Defender ciegamente que mi hijo/a no lo ha podido hacer porque él “esto nunca lo haría o porque él/ella es buena persona” es hacer que pierda la oportunidad de entender las consecuencias de los propios actos y de madurar.
Son niños o adolescentes. Se les pueden acudir travesuras e incluso conductas irrespetuosas. ¿Siempre es el otro quien lo ha iniciado?, o ¿quién lo ha incitado? ¿Se han retroalimentado?, ¿lo han pensado conjuntamente?… si pensamos que siempre es el otro, ponemos la responsabilidad fuera y no ayudamos a nuestro niño a hacer el proceso de pensar, reflexionar, empatizar, disculparse (cuando hace falta) y poder hacerse propuestas de mejora y de reparación.
Si no reconocemos que lo han podido hacer, este proceso tan educativo, tan rico, que los ayuda a crecer, nos lo perdemos y hacemos que se lo pierdan!
La diferencia entre dar confianza y confiar ciegamente
Dar confianza a nuestros niños es imprescindible para su educación. Los hará crecer seguros y sentirse capaces. Tienen que sentir que creemos en ellos porque esto los motivará a continuar aprendiendo y a continuar desarrollando sus habilidades, potenciándolas, dando espacio a sus intereses y favoreciendo una buena autoestima.
Confiar ciegamente en el hecho de que ellos lo hacen todo bien, es apartarnos de nuestro rol de referentes y de nuestra función de acompañarlos en su proceso de crecimiento.
Los niños y adolescentes se equivocarán y en algún momento actuarán de manera no adecuada, porque se están conociendo, están probando, están sintiendo y experimentando y sus emociones aparecen con intensidad. En algún momento todo esto los puede llevar a actuar impulsivamente o en unos objetivos que no sean buenos desde nuestra perspectiva o incluso que no sean respetuosos con los derechos de los otros, a causa de estímulos nuevos que habrán aparecido y tenido influencia sobre ellos.
Ante esta situación podemos actuar de diferentes maneras:
1. Justificaremos sus acciones y no lo ayudaremos a crecer.
Por ejemplo, si nos llama una maestra porque nuestra hija hace unos días que está molestando a un compañero, lo ha agredido, lo ha insultado. Nos cuesta creerlo.
Le decimos a la maestra que esto es muy extraño. Y nos preguntamos: ¿qué le debe de estar pasando a nuestro hijo que nunca se había comportado así? ¿Qué está pasando en clase? Y entonces hipotetizamos: esto es que alguien lo está presionando, esto es que la maestra no lo está mirando con buenos ojos… Y es justamente esto, poner la responsabilidad fuera, en los otros, lo que no ayudará a crecer a nuestros hijos.
Será importante averiguar que le está pasando y acogerlo. También será importante ponerle un límite y hacerle saber que esto que está haciendo no está bien, que está haciendo sufrir a un compañero. Se le tiene que ayudar a resolver el conflicto de la forma más adecuada, la escuela buscará la manera probablemente utilizando una técnica de resolución de conflictos en que se genere un proceso de empatía y de comprensión hacia la persona que ha sufrido y donde él también pueda expresar que lo ha empujado a hacerlo, pero donde pueda reparar de alguna manera el daño. La familia lo tenemos que acompañar a revisar su acción, siendo conscientes que para él es un proceso de crecimiento, de adquisición de responsabilidad, de adquisición de habilidades (como la empatía, la asertividad, el diálogo…)
Si el niño siente justificada su actitud por su familia (que lo hacemos con la buena intención de protegerlo), estamos abriendo la puerta a que actúe sin respetar los derechos de los otros, puesto que percibe que sus derechos están por encima de los otros. Sobreprotegiéndolo y justificando su acción lo empoderamos erróneamente.
2. Nos frustraremos o decepcionamos. Y cuando mostramos decepción a nuestros hijos/as los hacemos sentir que no son suficientes, que no son válidos. Si esto es un patrón que se repite, les genera sensación de fracaso, les puede afectar la capacidad de sobreponerse a la situación e ir modelando despacio una autoestima baja.
Como adulto referente tenemos que poder mostrar que nos hemos enfadado, que estamos preocupados, que estamos disgustados, pero tenemos que ayudar al niño a que pueda entender que estas emociones tienen que ver con el hecho que lo queremos, y por eso su acción nos ha afectado y nos ha dolido.
Pero si mostramos decepción, habitualmente generamos en el niño un sentimiento que no lo motiva a superarse, sino que al contrario lo hace sentir incapaz, y no válido: le hace perder los objetivos y la capacidad de conseguirlos.
Ante este tipo de situaciones, tenemos que dar espacio a las emociones que se nos puedan generar, validándolas y valorando qué tenemos que mostrar a nuestros hijos y qué es mejor que compartamos con un adulto, para que no dificulten el proceso de desarrollo socioemocional de los niños.
No dejemos pasar el momento de crisis, vivimos este momento como una parte de su proceso educativo, acompañamos al niño a que se responsabilice de sus actos. Esto lo ayudará a gestionar sus frustraciones, a adquirir responsabilidad, capacidad de reflexión y de empatía, es una oportunidad para arreciar nuestro vínculo y para favorecer su proceso de aprendizaje y crecimiento.
Un artículo de:
Mireia Planells
Educadora social, terapeuta familiar y técnica del Programa Komtü.
Lecturas Sant Jordi 2024
Ahora que se acerca Sant Jordi, te queremos invitar a viajar en familia a través de la magia de la lectura con estas propuestas de cuentos y libros para todas las edades. Aprovechar este día para regalaros ratos de lecturas compartidas con los más pequeños. ¿Sabías que compartir la lectura favorece los espacios de diálogo, de intercambio y refuerza los vínculos?
Primera infancia
- «De vegades…»: Autor/a: Emma Dodd. El elenfantito a veces se lleva bien y a veces se lleva mal, pero su madre siempre le quiere.
- «Etiquetes»: Autor/a: Joan Turu.
Los estereotipos y los prejuicios pueden condicionar nuestra relación con los otros y con el entorno. La Neus está cansada que le pongan etiquetas; le dicen que es pequeña, embustera, pálida, campeona… algunas le gustan y otras no, pero se da cuenta de que se quedan por siempre jamás. Un cuento donde la ilustración toma el protagonismo y que pone de relieve una reflexión muy necesaria. A partir de 3 años. - «Jo Primer»: Autor/a: Miriam Tirado y Joan Turu
El Lluc siempre quiere ser el primero en todo: al picar el ascensor, al elegir el juego, en hablar en la asamblea… Y esto supone problemas con su gemela, con los compañeros de clase… y con él mismo, porque no lo hace sentir bien. El hada de los volcanes vuelve a tener una misión: ayudar a Lluc a sentirse mejor e investigar qué pasa cuando no se compite por todo. A partir de 3 años. - «Per què plorem?»: Autor/a: Fran Pintadera
«Per què plorem?», pregunta Mario a la madre. Y ella le habla de nubes, del mar, de piedras, de cofres y de muros. Un poético álbum ilustrado que nos recuerda que las lágrimas nos riegan muy lentamente y nos hacen crecer, nos calman y son un bálsamo para las heridas. Y que todos lloramos: niñas y niños, pequeños y grandes, altos i bajos… a partir de 5 años. - «Els 4 cervells de l’Arantxa»: Autor/a: Rafa Guerrero
Este cuento que explica a los padres y a los propios niños y niñas que en nuestro encéfalo hay cuatro grandes zonas con funciones diferentes, pero complementarias y que dependen, en esencia, de los cuidadores primarios. Si queremos desarrollar el cerebro de nuestros hijos de una manera suficientemente buena, es imprescindible nuestra mirada incondicional. Además, permite sacar a la luz parte del universo interior del pequeño/a lector/a: Preguntas que fomentan la reflexión y el desarrollo de la inteligencia emocional. 4 a 8 años. - «La font amagada»: Autor/a: Miriam Tirado
Un libro para conectar con nosotros mismos, con nuestra esencia y, así, sentirnos felices y completos. A Polo le gusta mucho cantar y, cuando lo hace, siente que vuela. Es como si pudiera desplegar unas alas imaginarias y recorrer lugares del mundo que nunca ha visto. Como si tocas el cielo con los dedos de las manos. Por eso está convencido que si todo el mundo encontrara su fuente serían más felices. De 4 a 8 años. - «El buit»: Autor/a: Anna Llena
Júlia tiene un gran agujero y no le gusta nada. Por eso, trata de llenarlo y taparlo de muchas maneras diferentes para que desaparezca. ¿Lo conseguirá? La vida está llena de encuentros. Y también de pérdidas. A veces estas pérdidas son insignificantes, como perder un lápiz o un papel. Pero hay otras que pueden ser importantes, como perder un proyecto, la salud o una persona querida. El vacío es un libro que nos habla de la resiliencia, o la capacidad de sobreponerse a la adversidad y encontrar un sentido. A partir de 7 años. - «La Berta i les ulleres de visió empàtica»: Autor/a: Júlia Prunés
Una buena mañana Berta se encuentra unas ojeras muy especiales, las ojeras de visión empática, y empieza a ver diferente. Un cuento sobre comunicación afectiva y mediación del conflicto. Los cuentos protagonizados por Berta nos ofrecen herramientas como la empatía, la asertividad, el optimismo, la escucha activa… y nos invitan a entender y a gestionar de forma positiva los conflictos del día a día. De 6 a 9 años.
Preadolescencia – Adolescencia
- «Soc un bitxo raro»: Autor/a: Natàlia Lujan Roig
Natalia Lujan Roig nos presenta este cuento para pensar; Soy un bicho raro es una frase muy repetida por el alumnado, en este caso nos centramos concretamente en el que tiene altas capacidades. Es por este motivo que este cuento pretende que los niños y adolescentes entiendan que ser diferente no es malo, al contrario, tienen su propia identidad que los hace únicos e irrepetibles. De 10 a 12 años. - «Wonder»: Autor/a: JJ.R. Palacios
La historia de un niño llamado Agust. Su cara lo hace diferente y él solo quiere ser un más. Anda siempre mirando hacia el suelo, la cabeza y el flequillo tratando de esconder su rostro, pero, aun así, es objeto de miradas furtivas, murmullos ahogados y golpes de codo de sorpresa. August sale poco, su vida transcurre entre las acogedoras paredes de su casa, entre la compañía de su familia, su perra Daisy y las increíbles historias de La guerra de las galaxias.
En un mundo donde el bullying entre los jóvenes se está convirtiendo en una verdadera epidemia, los libros de la serie “Wonder” ofrecen una nueva visión refrescante, necesaria y esperanzadora. De 10 a 12 años.
Adultos
- «Recupera tu mente, reconquista tu vida»: Autor/a: Marian Rojas
En este libro la doctora Marian Rojas Estapé, con su estilo divulgativo y científico, profundiza en estas y otras cuestiones. Recupera tu mente, reconquista tu vida, te presenta la dopamina, la hormona del placer, y como afecta en busca de las recompensas inmediatas que están al orden del día, a la percepción del dolor, del aburrimiento y del malestar. Recupera tu mente, reconquista tu vida, te ayuda a pensar qué conductas muestras cuando te ves rodeado de emociones que no sabes gestionar y te proporciona herramientas porque te comprendas mejor, y así recuperar el control de tu vida. - «Cómo vaciar tu mochila emocional»: Autor/a: Anna Criado
Un libro que te hará volver a vivir en equilibrio emocional, con el que conseguirás crear paz en tu mente, curar tus heridas emocionales y calmar tu cuerpo.
La mayoría de nosotros cargamos una mochila emocional, fruto de las experiencias de vida que nos marcaron en el pasado. Cuando el que acumulas, es de carácter traumático, se puede volver peligroso, porque, si no sacas este peso emocional, se somatiza en tu cuerpo en forma de estrés, ansiedad o depresión.
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