Yo no quería jugar a malabares: El reto de ser madre (o padre) cuando estás enfermo

Malabares.

Esta podría ser la palabra que define el proceso familiar a lo largo de una enfermedad.

Dicho así puede sonar difícil, inasumible, especialmente cuando, bien seguro, no estamos en nuestro mejor momento. Pero no lo es, porque es en estas situaciones cuando se dejan ver todos los recursos de los que disponemos. Y porque en realidad la familia es un engranaje amplio, del cual descubrimos la fortaleza precisamente en estos momentos.

Evidentemente, no hay recetas mágicas. Cada casa es un mundo, cada familia tiene sus características y las edades de los niños marcan mucho la diferencia. Pero quizás podría destacar dos elementos básicos que, al menos en mi caso, han estado clave.

Por un lado, diría que este es un proceso que hay que afrontar con mucha humildad. Ser humilde es también saber ocupar tu lugar. La vida te está pidiendo que te pares, que te mires y te dediques tiempo: para digerir, para transitar, para estar presente y poder responder a las necesidades de la situación. Aunque no te encuentres en tu mejor momento, es desde esta mirada de transición y presencia que puedes acompañar de manera natural y abierta.

Por otro lado, destacaría el propio hecho de acompañar. Hace unos años, descubrí el significado etimológico de esta palabra, que proviene del latín “ad-cum-panis”, que literalmente quiere decir: compartir el pan en el camino. Y me parece que, precisamente en este momento, entender el acompañamiento como compartir, va como anillo al dedo. Pues es esto lo que se hace en este momento: compartir momentos, diálogos, preocupaciones, silencios… Y se hace en todas las formas verbales: acompañarse (a un mismo), acompañar el camino que tienen que transitar también aquellos que te quieren y te aprecian, acompañarnos como familia/amigos, dejarse acompañar…

Es así como, una cosa que a priori parecería compleja, con humildad y acompañamiento, se vuelve factible, fluida.

Y como pasa con los malabares, que al principio cuestan y están las pelotas más en el suelo que en las manos, poco a poco, todo se transforma, cada uno de los actores aprende a ocupar su nuevo lugar y todo empieza a rodar como unos malabares que al principio parecían imposibles.

Un artículo de:

Anna Rallo (psicopedagoga y técnica del programa KOMTÜ)


Inicio de curso 2025

Después de unos meses de verano donde hemos podido disfrutar de la calma que comportan las vacaciones, donde los horarios, las rutinas diarias y los hábitos se desdibujan (y suerte que lo podemos hacer!), nos acercamos al inicio de curso y lógicamente nos toca poner “orden” al ritmo veraniego. Los adultos ya lo hemos ido haciendo y ya sabemos qué tenemos que hacer cuando nos toca volver a la rutina. Nos costará pero acabamos entrando. Nuestros hijos e hijas también se acaban adaptando. Para que sea más agradable este final de verano y el inicio de las rutinas que comporta el curso escolar, os proponemos varias actividades e ideas a tener en cuenta, para que esta entrada sea agradable e incluso, divertida.

Ideas y recomendaciones para adquirir hábitos y rutinas al inicio del curso escolar:

1. Lluvia de ideas de hábitos importantes

Pide a tus hijos/as que hagan una lluvia de ideas de aquellos hábitos que son importantes para la vuelta a la escuela. Podéis ir apuntando todas las propuestas en una pizarra o una hoja de papel.

Con esta lluvia de ideas conjuntas podemos reconocer cuáles son las inquietudes, preocupaciones, motivaciones que puede estar experimentando nuestro hijo/a y también compartir las que sentimos nosotros como adultos.

2. Calendario con días restantes

Los niños no tienen la misma concepción de espacio y tiempo que tenemos los adultos. Por lo tanto, a veces puede ser complicado que entiendan cuántos días faltan para que llegue un acontecimiento.

Una buena propuesta para ir recordando y trabajando con ellos y ellas los días de la semana, matemáticas y la concepción del espacio y el tiempo puede ser elaborar un calendario, donde de forma conjunta marcamos el día en que se produce el acontecimiento importante y posteriormente vayamos marcando los días que faltan para llegar a esta fecha.

Además, podemos poner en este calendario alguna pregunta que nos ayude a saber cómo lo está viviendo nuestro hijo/a, algún ejemplo puede ser:

  • ¿Cómo te hace sentir ver que quedan 3 días para volver a la escuela?
  • ¿A quién tienes ganas de ver?
  • ¿Cómo te imaginas que será tu nueva clase?
  • ¿Qué es importante para ti aquel día?

Con esta lluvia de ideas conjuntas podemos reconocer cuáles son las inquietudes, preocupaciones, motivaciones que puede estar experimentando nuestro hijo/a y también compartir las que sentimos nosotros como adultos.

3. Preparar la mochila con anterioridad

Otra propuesta muy sencilla es preparar la mochila con anterioridad. Lo podemos hacer un día o la tarde antes de volver a la escuela.

Para hacerlo tendremos que mirar qué puede necesitar el primer día, seguramente todavía no tendremos el horario disponible, así que dentro de la mochila podemos poner:

  • El librito con las tareas de verano
  • Un estuche con el material necesario
  • Una libreta
  • Una carpeta
  • Una botella con agua

Al mismo tiempo, también podemos aprovechar este espacio para seguir compartiendo momentos y seguir conociendo a nuestro hijo/a. Por lo tanto, también le podemos acompañar a llenar esta mochila con:

  • Un recuerdo que quieras compartir con tus compañeros/as de este verano
  • Una emoción que estés sintiendo antes de ir a la escuela
  • La emoción con la que te gustaría empezar este nuevo curso
  • Un deseo para este nuevo curso escolar

4. Volver poco a poco a las rutinas que seguimos durante el curso escolar

Los cambios nos generan “movimiento” a todas y todos, por eso es importante que estos no acostumbren a ser repentinos y los pueda ir viviendo y sintiendo despacio.

A los niños les sucede lo mismo, un cambio o una vuelta a una rutina, de forma repentina, les genera un impacto que les puede ser difícil de asimilar, además del impacto emocional que deriva.

Para acompañar en este cambio, esta vuelta a la rutina, nos puede ayudar como cuidadores/as ir volviendo progresivamente a las rutinas y los horarios que teníamos marcados durante la época escolar.

Una semana, máximo dos, antes del inicio escolar, nos podemos sentar con nuestros hijos e hijas y de forma conjunta, hablar y recordar qué eran las responsabilidades y los horarios que teníamos durante el curso anterior.

Este puede ser también un buen momento para revisar si hay tareas y responsabilidades que ya pueden hacer de forma más autónoma (hábitos de higiene, tareas escolares, asear su habitación, preparar mochila) y en qué todavía necesitan nuestro apoyo.

Además, aprovechando este espacio también podemos revisar los horarios y marcar nuevos (si es necesario), recordando que los podemos dejar escoger (dentro de unos límites que marcamos los adultos). Una vez lo hayamos pactado, podemos crear un mural para colgarlo en un lugar visible, como puede ser la nevera, para que todo el mundo lo tenga presente.

5. Una carta al «Yo futuro»

Una actividad muy sencilla y a la vez muy enriquecedora que nos permite estar en familia es escribir una carta dirigida al “yo del futuro”, al niño o niña que serán a final de curso.

Con esta carta los niños y las niñas toman conciencia del momento presente, de los deseos, expectativas y emociones que viven y a la vez les permite abrir un espacio de reflexión y proyección de futuro.

Para hacerla, podéis proponerle que escriba, dibuje o grabe (si es muy pequeño o no le gusta escribir) una carta donde explique cosas como:

  • ¿Cómo se siente ahora que empieza el curso?
  • ¿Qué le da miedo y que le hace ilusión?
  • ¿Qué cosas le gustaría aprender este año?
  • ¿Qué deseos tiene para él/ella misma o para su clase?
  • Un consejo que se daría a él/ella misma para cuando esté cansada o le cueste algo.

Esta carta la podéis guardar juntos en un sobre cerrado, decorarla, escribir la fecha de apertura (último día de curso o final de trimestre) y guardarla en un lugar especial: una caja, la mochila, la mesilla de noche…

Cuando llegue el momento de abrirla, será un momento precioso para ver todo el camino recorrido y todo lo vivido.

6. Dar un paseo hasta la escuela  

Los niños, igual que los adultos, a menudo necesitan volver a conectar con los espacios que forman parte de su día a día para sentirse más seguros. Un par de días antes de iniciar el curso, os proponemos dar un paseo hasta la escuela. Puede ser un paseo sin prisas, donde podáis volver a mirar juntos el edificio, la entrada, el patio… y hacer memoria de cómo era este lugar antes de las vacaciones.

Durante la caminata, podéis aprovechar para hablar sobre cómo se imagina que será este nuevo curso:

  • ¿Con quién crees que estarás en clase?
  • ¿Hay algo que te haga ilusión?
  • ¿Recuerdas algún momento bonito del curso pasado?
  • ¿Qué te gustaría que fuera diferente este año?

Este momento también puede ser una oportunidad para escuchar posibles desazones que tenga y validarlos. A veces, simplemente volver a ver la escuela, pero hacerlo de la mano de un adulto de confianza, puede ayudarles a reducir la ansiedad y a anticipar la vuelta desde un lugar más tranquilo.

Además, podéis acabar el paseo con alguna actividad especial: parar a merendar, hacer una foto juntos delante de la escuela, dibujar juntos como se imaginan la clase… Todo esto contribuye a hacer de la vuelta una experiencia significativa y más segura.

7. Llegar puntuales el primer día

Es importante que el primer día ayudemos a nuestros hijos/as a que la llegada a la escuela sea tranquila, pausada y sin prisas. Todos sabemos que el primer día de escuela es un día de emoción y nervios, y hay que tenerlo lo más preparado posible.

Este primer día, tenemos que despertarnos un poco antes, poder hacer lo que tenemos previsto con los hijos e hijas con calma, sin presiones. Poder ayudar al niño/a a dejar ropa, mochila… preparado el día antes, seguro que permitirá que por la mañana nos podamos dedicar a estar por ellos y ellas, no por lo que se tiene que hacer.

También es recomendable preguntar cómo se sienten, si hay nervios, miedo, alegría…. ayudar a expresar la emoción predominante de aquel momento permitirá reconocerla y, por tanto, poder regularla si hace falta. Y si es muy intensa, poderla compartir con la maestra cuando llegue a la escuela.

Solo desde el reconocimiento y el acompañamiento, podemos ayudar a calmarla.

8. Dedicar un rato al día a hacer tareas

Las primeras semanas de clase suelen ser emocionalmente muy intensas, la vuelta a la escuela puede generar situaciones a las que cueste adaptarse. En estos momentos iniciales, la parte académica puede quedar a un lado porque es importante poder atender la parte emocional, y crear un buen clima de aula.

Podemos, no obstante, ir ayudándole a coger cierto hábito de trabajo de las tareas escolares, ofreciendo un ratito, corta, de conexión con la parte formativa de la escuela. Sin que suponga un malestar para el niño/a, es recomendable poder dedicar un rato al día para repasar las tareas escolares. Poder dedicar un rato, permitirá sentir que este será un hábito habitual durante el curso. Es importante que el espacio dedicado a realizar las tareas escolares sea un espacio concreto y no que cada día varíe de lugar, para favorecer la orden y la concentración. Hace falta que este sea un espacio cómodo, muy iluminado, y que permita generar un clima de estudio adecuado. Irnos familiarizando con este espacio desde el inicio de curso, ayudará a generar un buen hábito de estudio.

Estas son diferentes propuestas para que la vuelta a la rutina de septiembre sea más sencilla, más fácil, después de la actividad del verano. Esperamos que os sean útiles y que os permitan acompañar a vuestro hijo y/o hija en estos momentos del curso donde las emociones están más activadas.

Fez clic para descargar el documento de “Hábitos y rutinas al inicio del curso”


¿Es necesario que los niños y las niñas hagan deberes durante las vacaciones de verano?

La llegada de las vacaciones escolares genera una pregunta frecuente entre muchas familias: ¿hacen falta las tareas de verano para los niños? ¿Qué dice la neurociencia sobre el aprendizaje durante este período? ¿Qué actividades pueden ser realmente enriquecedoras para su bienestar y desarrollo cognitivo?

La pérdida de aprendizaje durante el verano

Varios estudios confirman la existencia de un fenómeno llamado summer slide o pérdida de aprendizaje durante las vacaciones de verano. Se estima que los niños pueden retroceder hasta 2 o 3 meses en habilidades tales como matemáticas o lenguaje si no participan en actividades de estimulación.

Este efecto es especialmente notable en contextos más vulnerables en los que la escuela suele ser la principal o única fuente de estímulos intelectuales

Aunque el descanso y la actividad física son esenciales, también es importante mantener una activación cognitiva mínima para no perder los progresos conseguidos durante el curso. Pero no todas las experiencias son iguales. Un verano lleno de juego libre, lectura, conversaciones familiares o juegos de mesa tiene un impacto muy diferente a uno dominado por el sedentarismo y las pantallas. El segundo puede llevar a una pérdida significativa de aprendizaje, además de afectar al sueño, la atención y el bienestar general.

¿Tareas tradicionales o aprendizajes significativos?

Las personas expertas en neurociencia coinciden en que no es necesario replicar las tareas escolares en casa durante el verano. Por el contrario, las actividades repetitivas y poco personalizadas pueden ser contraproducentes, generando estrés y desmotivación hacia el aprendizaje.

En su lugar, las actividades significativas y adaptadas a los intereses de los niños, como juegos de mesa, deportes, talleres culturales o salidas al aire libre potencian el desarrollo cognitivo y creativo. 

Además, fomentan competencias sociales, expresivas y lingüísticas de forma más lúdica y relajada que durante el año escolar.

Las oportunidades no siempre son las mismas

Es importante reconocer que no todas las familias pueden acceder a colonias, campamentos o actividades de verano. Éstas suelen ofrecer experiencias cooperativas donde los niños trabajan habilidades sociales, regulan emociones y desarrollan trabajo en equipo, además de incluir movimiento físico. 

Esta desigualdad económica o la falta de acceso cultural en algunos territorios puede limitar en serio las opciones de aprendizaje durante el verano. La brecha educativa y emocional tiende a ampliarse, afectando al desarrollo de los niños que no pueden disfrutar de este tipo de experiencias enriquecedoras.

¿Qué actividades son recomendables?

Los cuadernos de verano tradicionales pueden ser una opción complementaria pero no esencial. Alternativas igualmente útiles pueden ser los pasatiempos clásicos como sudokus o sopas de letras.

  • Variedad de estímulos: Visitas a la naturaleza, museos o momentos de lectura compartidos son experiencias ricas en aprendizaje.
  • Aprender jugando: Juegos simbólicos, de mesa o artísticos tienen un alto valor educativo. Juegos como Scrabble, Triominos, Jenga o Dixit ayudan a desarrollar habilidades sociales y pensamiento estratégico.
  • Interacción social: Fomentar conversaciones significativas y relaciones entre iguales es esencial.
  • Tareas cortas y diversas: Mejor pequeñas propuestas adaptadas al ritmo de cada niño. Por ejemplo, actividades como ver una película y debatirla, leer y compartir impresiones o preparar una explicación sobre algo aprendido en una visita cultural.
  • Lectura libre: Una de las actividades más recomendadas por docentes y expertos en neurociencia, puesto que mantiene activos los procesos cognitivos y fortalece el placer de aprender.

No se trata de sobrecargar a las niñas y los niños con tareas escolares, sino de encontrar un equilibrio entre descanso, juego y experiencias que nutran su curiosidad e interés por aprender. Las vacaciones son una excelente oportunidad para explorar otros contextos y lenguajes de aprendizaje, siempre respetando las necesidades individuales de cada niño.

Un artículo de:

Maribel de la Cerda Toledo (doctora en pedagogía y responsable del programa KOMTÜ) y Ana Caruezo Carnero (comunicadora científica y social)


El verano en familia

Ahora que estamos entrando en verano, queremos proponeros una actividad para poder planificar el verano y/o salidas en familia, de forma que todo el mundo sienta que puede participar y puede disfrutar.

Ya sabemos que la convivencia es compleja, y el verano es una época especialmente sensible, si no ponemos medidas, a tener discusiones familiares. Elegir o decidir que hacemos en familia en nuestro tiempo libre puede acontecer, o bien un momento de tensión porque cada cual quiere hacer valer su opinión, o bien un espacio constructivo, de diálogo, negociación y expresión entre los diferentes miembros de la familia.

A continuación, os proponemos una actividad para facilitar este momento de bienestar en familia:

  • Buscamos un rato tranquilo con tiempo suficiente para poder hablar toda la familia sobre que nos gustaría hacer a lo largo del verano. Es importante que no haya distracciones (TV, móviles, etc).
  • Los padres/madres explican la propuesta: cada semana, un miembro diferente de la familia puede proponer una actividad/salida para que toda la familia la haga. Esta actividad se apuntará a una parrilla (que también la pueden diseñar o decorar los niños) y estará visible en un lugar común del domicilio, por ejemplo en la nevera.
  • También es importante que los adultos referentes señalen el marco de las propuestas (es decir, si una semana se hace una actividad de pago, la otra tiene que ser gratuita, o bien delimitar la distancia máxima a la que se puede ir, etc). Estos límites tienen que haber sido pactados previamente entre ellos/as.
  • Cada miembro de la familia podrá elegir la actividad que le apetezca en las semanas que se le hayan asignado. Si un niño, por ejemplo, elige una actividad que no es del gusto de los otros, tiene que esforzarse para convencer al mayor número de miembros de la familia, hacer votaciones si hace falta y si no sale aceptada tendrá que proponer otra o hacer adaptaciones a la propuesta inicial.
  • Una vez ya se tienen las actividades elegidas y pactadas con el resto de la familia, es responsabilidad de cada miembro que ha hecho la propuesta investigar y buscar los detalles de esta salida. En función de su edad y capacidades le hará falta la ayuda de algún adulto o hermano mayor.
  • Una vez hecha la actividad, también puede ser divertido que cada persona haga una valoración (a modo reseña en Google) del que más le ha gustado, del que menos, si lo repetiría o no, y aspectos de mejora de la organización, estrellas con que puntuaría,… Por ejemplo, en el viaje de retorno de la salida, puesto que todos estamos juntos.

Con este juego, estaremos trabajando diferentes habilidades para la vida, como por ejemplo la negociación, la tolerancia a la frustración, la capacidad de ahorro y planificación, el autocontrol a través de la espera, la creatividad, la flexibilidad y adaptabilidad a los deseos de los otros. A parte, también podemos mostrar a los niños como lo que aprenden en la escuela tiene una aplicación directa en su vida diaria (lectura, escritura, dibujar…).

Además, los padres tienen que velar para que:

  • la propuesta sea segura y viable, y si implica pasar el día fuera y queremos abaratar costes, podemos preparar la comida juntos y así compartir otro rato en familia donde hablar de los hábitos saludables y de la economía familiar.
  • que allá donde vayamos sea un espacio confortable y llevamos todo el material o ropa que corresponda, ej. sombrilla para ir a la playa, agua, gorras…
  • que todo el mundo pueda sentir que a pesar de que quizás alguna actividad no es de su gusto, es capaz de adaptarse para poder hacerla en familia.

Esta propuesta es perfectamente extrapolable en cualquier momento del año (curso escolar, Semana Santa o Navidad). Os animamos a llevarla a cabo, y si os apetece nos podéis explicar vuestra experiencia. ¡Buen verano a todo el mundo!

Haz clic para descargar el documento de “Verano en familia”


Beneficios del vínculo familia-escuela

Familia y escuela: una alianza por el bienestar de los niños y niñas

La colaboración entre familia y escuela es clave para el bienestar emocional de niños y adolescentes.

La familia es el primer vínculo afectivo que establece un niño: allá donde aprende hábitos, valores y maneras de relacionarse con el mundo. Más adelante, la escuela acontece un nuevo espacio de socialización que también influirá en su manera de crecer y construirse.

La educación de los niños y los adolescentes no puede recaer solo en la escuela. Es fundamental facilitar vínculos de confianza y cooperación entre familias y centros educativos. Cuando esta relación se cuida, se generan impactos positivos tanto en el rendimiento como en la autoestima de los niños.

Ahora bien, este vínculo no siempre es fácil. A menudo, las familias pueden percibir que no forman parte activa de la escuela, o bien quedar excluidas por motivos culturales o para tener una comunicación menos fluida. 

¿Cómo podemos favorecer la colaboración?

Algunos recursos y estrategias para hacerlo posible:

  • Plan de acogida e información clara para todas las familias, especialmente las que llegan nuevas en el centro.
  • Acompañamiento a familias recién llegadas, asignando una familia referente que ayude en el proceso de adaptación.
  • Espacios de encuentro, diálogo y formación, donde compartir inquietudes, propuestas y aprendizajes.

Estrategias específicas dirigidas a las familias facilitan que se sientan parte del proceso educativo de sus hijas e hijos. A Komtü creemos que los vínculos se tienen que empezar a tejer desde I3, con el propósito de andar en la misma dirección en cuanto a la evolución de los niños.

El éxito no rae al hacer grandes cosas, sino al sumar pequeños gestos desde el compromiso compartido. Y esto solo es posible si todas las partes se reconocen como agentes educativos valiosos y con voz propia.

Lee el artículo completo

Un artículo de:

Anna Fillat y Cristina Morató

Projects Managers de los programas KOA y KOMTÜ


Ansiedad, estrés: el cuerpo como indicador corporal

En los anteriores artículos hemos estado reflexionando y sintiendo lo que nos generan las emociones en nuestro cuerpo y en nuestras relaciones. Este año en este artículo hablaremos sobre dos emociones que demuestran una gran presencia en la actualidad.

Actualmente, la sociedad en la que convivimos se mueve de manera rápida, generando en nosotros una serie de estructuras que sostienen la velocidad a la que vamos diariamente.

Esta manera de vivir, ya forma parte de nuestra manera de convivir y también de relacionarnos entre nosotros. Pero, ¿que nos pasa cuando paramos? Quizás cuando paramos y nos sensamos (es decir, nos dejamos sentir aquello que nos sucede en el cuerpo) nos llega información de lo que sentimos, de lo que pensamos y de lo que nos está sucediendo.

¿Pero qué quiere decir sensar? Pues quiere decir volver al cuerpo. Hay que recordar que en nuestro cuerpo es donde se produce nuestra capacidad de poder sostenernos, es decir, poder estar con lo que nos sucede internamente y externamente. Ahora bien, cuando la rapidez, la exigencia y la velocidad nos dificultan el contacto, nuestro cuerpo va acumulando una serie de hormonas llamadas cortisol que nos configuran y nos llevan a sentir estrés y ansiedad.

¿Sabéis cuál es la diferencia? El estrés es una respuesta fisiológica y adaptativa ante una situación demandante donde sentimos que no hay coherencia entre la demanda y los recursos de los cuales disponemos. Cuando esta situación que nos pide una actuación desaparece, el estrés también.

La ansiedad también tiene una parte de respuesta fisiológica de estrés, pero a la ansiedad lo acompaña una serie de emociones como el miedo, tristeza, nervios, preocupación, rabia. La ansiedad no siempre se desencadena por una situación del presente, ni real y, por lo tanto, es más difícil la gestión.

¿Cómo podemos diferenciar si sentimos estrés o ansiedad? Pues escuchando nuestras sensaciones corporales, pensamientos, sentimientos y emociones.

Hasta ahora hemos estado compartiendo qué es y como se estructura la ansiedad y el estrés, pero para acabar este artículo, creemos que es importante poder hacer llegar algunas herramientas que nos permitan poderlas gestionar.

Nos ayuda a volver al cuerpo respirar de forma presente y conectar con los pies al suelo (nos ayuda a conectarnos con el aquí y ahora). Quizás hace falta también que, una vez la sensación disminuya, podamos poner conciencia de cuáles son los elementos que nos conectan con esta serie de emociones: ¿Cuáles son los miedos? ¿Cuáles son los nervios? ¿Y las preocupaciones? ¿Hay alguna tristeza que estoy evitando ver? ¿Me enfada o me conecta con la rabia alguna situación y no me lo he permitido expresar o hacer algo?

Para acabar, te queremos hacer una serie de preguntas, en línea del descrito, ¿estás preparado/a?

Y tú, ¿cómo gestionas la ansiedad? ¿Qué te ayuda a drenarla? ¿Dónde la sientes? ¿Qué forma tiene? ¿Cuál es tu miedo? ¿Tienes tendencia a evitarla? ¿Te permites parar y escucharla? ¿Hablas con ella a menudo?

Es a través del sensarnos que podemos contestar esta serie de preguntas, te animo ahora a sensarte y a compartir contigo mismo lo que sientes.

 

Un artículo de:

Josep Montané

Educador social, terapeuta y técnico del Programa Komtü.


Propuestas libros Sant Jordi 2025

¡Aquí os dejamos una selección de libros para todas las edades! 

  1. Estoy contigo: Corion Dortfeld, se lleva a una reflexión universal y conmovedora sobre la tristeza y la empatía. Taylor vive una experiencia terrible y no sabe qué hacer. Los animales que lo aconsejan están convencidos de que tienen la solución. La gallina le dice que hable, pero Taylor no tiene ganas. El oso le recomienda que se enfade mucho, pero esto tampoco lo convence. Uno por uno, todos quieren enseñar Taylor a superar la pérdida, pero ninguno acierta la manera. Hasta que llega el conejo, le hace compañía y escucha lo que Taylor le explica. Y esto es justamente el que necesitaba. Edad recomendada: Primera infancia. 
  2. Quan m’escolto: Elisabet Dionis y Laia Ramiro nos hacen reflexionar sobre la amistad en un cuento entrañable e inspirador. Un cuento sobre benching: dejar a alguien en el banquillo.“Cuando tenemos una relación de amistad que nos lleva más tristeza y desazón que ilusión y alegría, quizás toca revisar qué nos está pasando. La historia de Gael, Marco y Nur nos hace reflexionar sobre la amistad y el buen trato.” Edad recomendada: Primera infancia. 
  3. Necesito un abrazo: Isabel Rojas Estapé, nos presenta un libro inspirador. Hola! Soy Neureta, la neurona exploradora. Vivo en el cerebro de Cris y mi función es ayudarla a entender sus pensamientos y emociones. En este cuento, los padres de Cris le anuncian que se irán a vivir a otra ciudad. Cómo es lógico, esto la ha puesto muy triste. Tanto, que solo tiene ganas de llorar y es incapaz de salir de este estado. Por suerte, sé cómo ayudarla con esta tristeza y convertir los pensamientos grises en momentos llenos de color. ¿Quieres saber cómo? En este libro, además de descubrir qué pasa en nuestro cuerpo cuando estamos tristes, encontraremos consejos y herramientas para actuar ante nuestras emociones. Edad recomendada: Primera infancia. 
  4. El club de los valientes: Begoña Ibarrola nos presenta un cuento para sentir. En la escuela hay un niño más alto y fuerte que todos los otros, que se aprovecha de todo el mundo y solo piensa a usar la violencia. El resto están todos atemorizados, hasta que uno de los compañeros de la clase, se arma de valor y se enfrenta con el diálogo y la razón, y no con la fuerza. Edad recomendada: De 3 a 5 años. 
  5. Mama, hay un monstruo en mi cabeza: Un cuento para ayudar a los niños a gestionar sus pensamientos negativos y frustraciones. Gabriel de 8 años creó este cuento para ayudar a otros niños a superar sus frustraciones y enojos cuando algo no sale del todo bien. Con este objetivo, y con la ayuda de su hermano Adrián de 5 años, creó la mayoría de las ilustraciones que aparecen en el cuento. Cuando las acabaron de dibujar, sus padres Marcos y Natalia plenos de orgullo y emoción, los ayudaron a definir el guion y publicarlo. Al final del cuento encontrarás material inédito y actividades ya probadas por Gabriel & Adrián para que los niños entiendan el ruido que tenemos todos en nuestras cabezas. Estas actividades complementan y ayudan a hacer que los niños después de la lectura interioricen este valor tan importante como la autoestima. Edad recomendada: 5 a 7 años.
  6. La gratitud es mi superpoder: Alicia Ortega nos hace descubrir nuestros superpoderes. La pequeña Betsy aprenderá que la felicidad se encuentra en las cosas sencillas de la vida, ya sean grandes o pequeñas. Con la ayuda de una piedra mágica, empezará a sentir gratitud por los padres, amigos y juguetes. Pero, ¿que pasa cuando a Betsy se le olvida usar la ‘magia’ de su piedra? Se da cuenta de que el poder de la gratitud se esconde en el corazón.»La Gratitud es mi Superpoder» enseña a los más pequeños a apreciar el afecto de un hogar, el tiempo que pasan jugando con los amigos y las relaciones familiares. Edad recomendada: 7- 9 años.
  7. Laberinto del alma: Anna Llena, nos presenta la obra más personal, íntima y delicada. Un delicioso recorrido por las emociones del ser humano, una obra descriptiva y poética al mismo tiempo, que nos ayuda a reflexionar, identificar e incluso gestionar nuestro mundo interior, nuestro laberinto.
    Un camino tan complejo como apasionante. Difícil de prever, pero donde la aventura, la emoción y la imaginación están del todo aseguradas. Edad recomendada: A partir de 8 años. 
  8. Recetas de lluvia y azúcar: Eva Manzano y Mónica Gutiérrez nos traen este recetario, sirve para comerse la vida a cucharadas, para endulzar las emociones que nos acompañan cada día y para aprender a manejarlas con la imaginación como ingrediente imprescindible. Contiene recetas sobre un montón de sentimientos: el afecto, la timidez, la templanza, el miedo, la alegría, el enojo, la empatía. Pero también habla de las madrigueras, de las emociones, y de su lenguaje verbal y no verbal, incluso hay un mapa de las emociones. Edad recomendada: a partir de 9 años.
  9. ¿Tú, cómo estás?: Imma Pla, nos adentra en un juego emotivo, un recorrido por los sentimientos, un álbum con expresivas ilustraciones y un ingenioso final que reflejará tu sorpresa. La felicidad de Marta, el temor de Isaac o la tristeza de Rocío llenan las páginas de este divertido álbum que habla de los sentimientos. Un espejo en la última página reflejará la sorpresa de los más pequeños además de convertirlos en los auténticos protagonistas del libro. Edad recomendada: a partir de 10 años
  10. Esas cosas que nos pesan: Pablo R. Coca nos habla de la importancia de la salud mental. En esta novela gráfica, Occi siempre pospone el bienestar. No se deja ayudar y cree que absolutamente todo depende. Intentará camuflar todo su malestar y buscará miles de fórmulas para sacarlo. Por eso, se llamará cosas bonitas ante el espejo cada mañana, leerá numerosos libros que le dirán como tiene que vivir su vida para ser feliz, hará maratones de videos motivacionales que le repetirán una y otra vez que él es el único culpable de su sufrimiento y, por supuesto, pensará mucho en positivo. Edad recomendada: a partir de 10 años.
  11. Redes: Eloy Moreno nos lleva la continuación de Invisible. Emotiva, conmovedora, diferente… Redes narra, a través de los ojos de una adolescente, una historia que se ha convertido en la realidad de todos nosotros. ¿Cuántos likes vale tu felicidad? Se pasa unas cuantas horas más viendo los viajes maravillosos, los cuerpos perfectos y todos los outfits que se prueban cada día los influencers. Y se siente mal porque ella no puede llevar el ritmo de vida que ve en las redes, sabe que una felicidad así no la podrá lograr nunca. Edad recomendada: partir 12 años.
  12. El arte de emocionarte: Cristina Nuñez y Rafael Romero, nos presentan un recorrido a través de cuarenta emociones expresadas a través de atractivas ilustraciones, actividades y reflexiones que nos ayudarán a explorarlas. Este libro nos invita a explorar las emociones que construyen nuestra vida porque, si bien todos nosotros las experimentamos constantemente, no todos somos conscientes de los varios matices que las acompañan. Y conocerlas es un arte, un arte que nos hace tener una vida más armónica, más llena. Durante esta paseada interior, los autores nos guían, con delicadeza, en una cuarentena de emociones por medio de curiosidades, citaciones, juegos mentales… Un viaje muy entretenido que se acompaña de ilustraciones sugerentes. Edad recomendada: a partir de 12 años solo o en familia. 
  13. Quiéreme cuando menos lo merezca… porque es cuando más lo necesito: Jaume Funes nos presenta esta guía para padres y maestros. Este libro habla de nuestras principales incertidumbres educativas. Puede ser leído en cualquier orden y se organiza en dos grandes partes. La primera intenta resumir reflexiones y criterios para convivir activamente y positivamente con los chicos y chicas adolescentes. La segunda es una aplicación práctica de cuatro grandes preocupaciones adultas: la sobreprotección, el papel de la escuela, el equilibrio emocional y la comprensión de la sociedad. Y, sobre todo, dejadlos crecer y mirar de entender que sus respuestas, aparentemente duras, no son más que mensajes ocultos para continuar sintiéndose queridos, por no descubrir la vida en soledad. Padres y maestros. 

¡Esperamos que los niños/as y vosotros los disfrutáis!

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La importancia del lenguaje y su influencia en el bienestar

¿Cómo es de importante el lenguaje?

La importancia del lenguaje es innegable. Este es la base de la comunicación del ser humano, nos permite expresarnos y comprender a los otros; y, dependiendo de cómo lo utilizamos, construiremos e interpretaremos el mundo de manera diferente.

Cómo hablamos a las personas con quienes interactuamos durante el día a día y sobre todo como nos hablamos a nosotros mismos. ¿Os habéis parado a pensar nunca?

La manera de comunicarnos, nos define como personas y construye nuestra identidad, marca la diferencia en la manera que percibimos el mundo y, por tanto, nos influye en nuestra manera de actuar, de sentirnos, de relacionarnos, y sobre todo de cómo afrontamos las circunstancias de la vida.

Hay personas que con frecuencia tienen un lenguaje negativo, siempre tienen una actitud de desaliento y las cosas siempre les salen mal. Realmente creen que no tienen suerte en la vida y son desafortunados.

En cambio, hay otras personas que generalmente sonríen, muestran una actitud alegre y positiva aunque no siempre todo lo que les pasa es bueno, pero tienen un ánimo positivo. Se muestran agradecidos con lo que tienen y buscan la manera de estar bien.

Teniendo en cuenta que nos estamos imaginando a dos tipos de personas que viven situaciones de vida similares, ¿creéis que la diferencia entre unos y otros tiene que ver con el factor suerte o con factores externos?

Cada cual crea su versión de la realidad a partir de su experiencia y perspectiva personal, por lo tanto, podríamos decir que en muchos casos la diferencia la marca la actitud. El lenguaje y el uso que hacemos tiene mucho que ver en la visión que tenemos de la realidad y, sobre todo, en cómo lo afrontamos y gestionamos.

Sabiendo que el lenguaje construye nuestra realidad, usémoslo para que nos ayude a mejorar, a transformar nuestros pensamientos y deje de ser un obstáculo que nosotros mismos nos ponemos para avanzar.

Por eso hay que trabajar nuestra atención consciente, poner atención en nuestros pensamientos y preocupaciones y el relato interno o externo que hacemos de estos, porque son nuestra interpretación de la realidad, pero no la realidad en sí. A veces nos hace falta poner perspectiva a las cosas, buscar otras visiones y distanciarnos un poco emocionalmente, para poderlo afrontar con más claridad mental.

Hacer el cambio no es un trabajo fácil, es todo un proceso que requiere poner conciencia, constancia y esfuerzo. Y una rutina en la cual trabajar diariamente.

En casos donde la situación puede requerir ayuda externa, la terapia narrativa nos puede ayudar a hacerlo.
Fue creada en los años 70 por David Epston y Michael White, que la emplearon para ayudar sus pacientes a entenderse mejor a sí mismos.

Es el arte de curar o sanar a través de la palabra. Este enfoque utiliza la narración con el objetivo de reescribir la historia de vida de las personas, basándose en las interpretaciones que ellas hacen.
La base es la externalización del problema, que consiste en la separación/diferenciación del problema de la identidad de la persona. El problema es el problema y la persona es la persona.

De esta diferencia nace una gran oportunidad: la de valorar nuestros recursos. Todas las personas tenemos habilidades, creencias y valores para reducir la influencia de nuestros problemas y analizar el problema desde otra perspectiva.

Nos ayuda a poder encontrar una historia alternativa, una deconstrucción de la narrativa dominante, a favor de otra de renovada y diferente. Nos da la oportunidad de construir una nueva historia e identidad, desarrollada desde una percepción respetuosa y no culpable.

La próxima vez que nos ocupe una preocupación, pongamos atención en qué relato hagamos de esta y buscamos alternativas.

  • Ponemos conciencia
  • Elaboramos un discurso diferente
  • Separamos problema de persona
  • Pongamos preceptiva
  • Buscamos las capacidades que tenemos para afrontarlo
  • Reescribimos nuestra propia historia

Cambiar la narrativa que construimos alrededor de un acontecimiento nos permitirá asumir la realidad desde una perspectiva más positiva, regular nuestro comportamiento y nuestras emociones y buscar soluciones que nos aporten mayor bienestar.

Un artículo de:

Lidia Borrell

Educadora social, terapeuta familiar y técnica del Programa Komtü.


Como explicar la muerte a un niño/a

A pesar de que forma parte del ciclo de la vida, en general la idea de la muerte todavía nos da tanto respeto que la queremos bien lejos nuestro. Y cuando esta muerte se la tenemos que explicar a nuestros hijos e hijas, todavía se nos hace más complejo. En este artículo veremos unas pautas básicas para poder acompañar saludablemente este tránsito doloroso, pero necesario, que es el de explicar la muerte de un ser querido a un niño.

De inicio, y esto sirve para cualquier edad del niño, lo que es más importante es que esta noticia se la den los padres, y a falta de ellos, las personas emocionalmente más próximas. El contexto es importante: siempre que sea posible, es aconsejable que le den la noticia cuanto antes mejor, en un lugar seguro y tranquilo (su habitación, por ejemplo), y de día –para dar tiempo a gestionar la tristeza-. Lo mejor es que podamos acompañar a los niños a transitar esta fase con naturalidad, expresando, tanto ellos como nosotros mismos, las emociones que pueden estar presentes, permitiendo el llanto, la tristeza, la añoranza, etc. Cada niño necesita su tiempo, y hay que respetarlo.

En los niños más pequeños (2-8 años) también es importando el tipo de lenguaje que empleamos. Hace falta que este sea cariñoso, claro y sencillo. Podemos iniciar la conversación con un “tengo que explicarte una cosa muy triste”, utilizando expresamente la palabra “muerto” y evitando los eufemismos “se ha ido al cielo”, “se ha dormido por siempre jamás”, (algunos niños pueden desarrollar fobia al dormir) dejando claro que no lo podrán volver a ver más.

Algunos niños pueden sentirse culpables de esta muerte “si me hubiera llevado mejor estaría vivo”, por lo cual es muy adecuado, sobre todo en etapas más tempranas (2-6 años), dejar claro que esta muerte no tiene nada que ver con ellos y que no es responsabilidad suya que aquella persona haya muerto.

Los niños aprecian mucho las rutinas, les hacen sentir seguros y confiados en el entorno, por lo tanto, pasado el momento del anuncio, es indicado que la casa vuelva a su normalidad en lo posible (horarios de las comidas, momento del baño o del juego, etc.). De este modo, también les estamos dando el mensaje que la vida continúa y que ellos continuarán estando muy atendidos.

En el supuesto de que sea la mascota la que ha muerto, los pasos a seguir también continuarán siendo los mismos. El vínculo que un niño establece con su mascota es muy especial y de profundo afecto, por lo tanto, hará falta también dar un espacio respetuoso y amplio para poder gestionar esta pérdida.

Respecto a la duda sobre si es adecuado o no que vayan al tanatorio, lo mejor es preguntar directamente al niño si quieren ir, explicando qué es lo que se encontrarán y también que estarán acompañados en todo momento. Lo mismo aplica a si quieren entrar a ver el difunto: hay que preguntar, y en caso de que la respuesta sea afirmativa, explicar con qué situación se encontrará y que estará acompañado. Preferiblemente, habrá que buscar momentos de poca afluencia de visitantes para poder prestarle toda la atención que necesite.

En caso de que la muerte se produzca en periodo escolar, es muy recomendable ponerse en contacto con el tutor/a para que pueda hacer un acompañamiento desde el aula, así como observar posibles reacciones en el niño que sean preocupantes.

En definitiva, acompañar a un niño/a a transitar el luto por la muerte de un ser querido es un acto educativo en toda regla. Le estamos enseñando a integrar la muerte como parte del ciclo de la vida, y que las manifestaciones de las emociones son permitidas, bienvenidas y acompañadas de afecto y comprensión, siendo este uno de los muchos “regalos intangibles” que podemos hacer a nuestros hijos en el decurso de su niñez.

 

Un artículo de:

Irene de Luis Suárez

Psicóloga, terapeuta familiar y técnica del Programa Komtü.


Películas recomendadas para niños/as de 6 a 12 años

Aquí os dejamos una selección de películas que se han estrenado últimamente, perfectas para disfrutar en familia. ¡Una excelente oportunidad para pasar tiempos juntos, compartir y aprender un montón de cosas nuevas!

  1. Inside Out 2 (Del Revés 2): Las nuevas emociones de la adolescencia de Riley: «Inside Out 2» es la secuela de la famosa película de Mear. Ahora seguimos a *Riley, quien está entrando en la adolescencia, un momento lleno de emociones complicadas. En esta película, aprenderemos a reconocer y manejar estos sentimientos con mucho de humor y ternura, tal como lo hizo la primera película. Es perfecta para habla con los niños sobre sus propias emociones. Edad recomendada: Todos los públicos.
  2. Mufasa: El Rey León – La infancia de un líder: En esta película, descubrimos como era Mufasa de joven y como se formó como líder. La historia también nos muestra la relación entre Mufasa y su hermano Scar, y como los acontecimientos que vivieron los marcaron por siempre jamás. Es una excelente oportunidad para habla con los niños sobre la importancia de la empatía y resolver los problemas de manera pacífica.Edad recomendada: Todos los públicos
  3. Gru 4: Mi villano preferido vuelve con sus Minions: Los Minions vuelven! En «Gru 4», Gru y sus divertidos Minions nos traen nuevas travesuras y aventuras. A través de sus historias, los niños aprenderán sobre el valor de la familia, la lealtad y la importancia de ser un mismo. Una película llena de risas para toda la familia!Edad recomendada: Todos los públicos
  4. Orió y la oscuridad: En esta película, Orió, un niño que tiene miedo a la oscuridad, vivirá una aventura con la misma oscuridad que cobra vida para enseñarle que no hay nada que temer. Es una historia sobre cómo enfrentamos nuestros miedos y crecemos como personas. Edad recomendada: Todos los públicos
  5. Flow: Esta película de animación sin palabras explica la historia de un gato que intenta sobrevivir a una gran inundación. Aunque tiene momentos de tensión, también transmite un mensaje de esperanza y la importancia de ayudarnos los unos a los otros en los tiempos difíciles. Es una película que mostrará a los niños como, a pesar de las adversidades, siempre hay una manera de seguir adelante.Edad recomendada: Todos los públicos
  6. Robot Salvaje: «Robot Salvaje» es una película de aventura y ciencia ficción que sigue la historia de un niño llamado Zack, quien descubre un robot con una inteligencia artificial avanzada, que, aunque tiene una apariencia de máquina, posee sentimientos y emociones. Juntos, Zack y el robot, enfrentan varios desafíos mientras aprenden sobre el valor de la amistad, la confianza y la valentía. Es una película ideal para toda la familia, con un mensaje positivo sobre el trabajo en equipo, la empatía y la importancia de aceptar a los otros, sin importar sus diferencias. Con efectos visuales impresionantes y una trama emocionante, «Robot Salvaje» cautivará tanto a niños como adultos. A lo largo de la película, se exploran temas de tecnología y moralidad, lo cual la convierte en una opción reflexiva y entretenida para ver en familia. Edad recomendada: Todos los públicos
  7. 20,000 Especies de Abejas: 20,000 Especies de Abejas es una película muy especial que toca temas importantes como la identidad y la aceptación. La historia sigue a Aitana, una niña que empieza a darse cuenta de quién es realmente, en un entorno donde sus padres no entienden del todo lo que está pasando. A medida que Aitana va descubriendo su identidad, la película nos muestra como, a veces, las familias necesitan aprender a aceptar y apoyar a sus seres queridos tal como son. Es una película que invita a reflexionar sobre el respeto, la comprensión y la importancia de ser un mismo. Una opción perfecta para hablar sobre la diversidad y el amor incondicional! Edad recomendada: + 7 años
  8. La joven y el mar: La historia de Trudy Ederle, la primera mujer en cruzar nadando el Canal de la Mancha, es un ejemplo de valentía y superación. Enfrentándose al sexismo y a las dudas de la sociedad, Trudy demuestra que las mujeres también tienen derecho a destacar en el deporte. La película resalta el vínculo familiar, especialmente la relación con su hermana, que siempre está a su lado en los momentos más difíciles. Aunque el lenguaje es suave y el contenido para adultos es mínimo, la película es muy emotiva y muestra la fuerza de una mujer luchadora que desafió las expectativas de su tiempo. Edad recomendada:  + 9 años

Documentales

Luto y hace sol (2004)

«Luto y hace sol» es un documental muy especial que ayuda los niños y a las familias a entender las emociones y la importancia de ser fuertes ante las dificultades de la vida. A través de las historias de varios niños y adolescentes de diferentes lugares del mundo, la película muestra como todos enfrentamos momentos difíciles, pero también como siempre llega la esperanza y la luz después de estos momentos oscuros.

Con bellas imágenes que combinan la naturaleza y las estaciones del año, el documental nos invita a reflexionar sobre como el dolor y la felicidad pueden coexistir en nuestras vidas, enseñándonos que todo pasa, y siempre hay un nuevo comienzo. Es una película perfecta para abrir conversaciones en familia sobre como manejar las emociones y apoyarnos los unos a los otros.

Edad recomendada: + 8 anys

Recomendaciones para adolescentes y para disfrutar en familia

Si estás buscando películas o documentales que inviten a la reflexión y generen conversaciones importantes en familia, estas opciones son perfectas. Cada una de ellas ofrece un vistazo a temas profundos y conmovedores, ideales para adolescentes y adultos.

  1. El 47: «El 47» narra la historia real de Manolo Vital, un conductor de autobús que, en 1978, decidió rebelarse contra una mentira del Ayuntamiento de Barcelona. Aquel año, las autoridades decían que los autobuses no podían subir las empinadas subidas de Torre Baró, un barrio popular de la ciudad. Manolo, en un acto de valentía y lucha, tomó el control del autobús de la línea 47 para demostrar que sí que era posible. Este acto simbólico no solo cuestionó la mentira, sino que también inspiró en toda una comunidad a unirse y defender su barrio. Es una película que resalta valores como la solidaridad, la valentía y la importancia de la comunidad. Ideal para ver en familia, especialmente con adolescentes, puesto que ofrece una lección de como las acciones de unas pocas personas pueden generar grandes cambios. Edad recomendada:  + 7 años
  2. Kingdom of the Planet of the Apes (El Reino del Planeta de los Simios): Esta película nos lleva a un futuro lejano, donde los simios viven en clanes. A través de la acción y la aventura, se tocan temas importantes como la cooperación y la justicia. Con unos efectos visuales impresionantes, es ideal para los más grandes de la familia, que disfrutarán tanto de la trama como de la reflexión sobre la convivencia entre especies. Edad recomendada:  + 12 años
  3. Fuera de mí: Basada en el best seller de Sharon Draper, “Fuera de mí” nos narra la historia de Melody, una joven con parálisis cerebral que lucha para ser escuchada. Aunque no puede hablar ni moverse con facilidad, Melody está decidida a estar en una clase regular, hacer amigos y aprender como cualquier otro. A lo largo de la película, veremos como afronta las dificultades que surgen a causa de la incomprensión y rechazo de otros, mientras mantiene una actitud positiva. La historia es profunda y cargada de emoción, tocando temas como la perseverancia, el respeto y la importancia de no subestimar a los otros. Es una excelente opción para enseñar a los niños y adolescentes sobre la empatía y la paciencia. Edad recomendada:  + 12 años
  4. Creciendo juntos: Este drama nos lleva en los años 90 en Chicago, a las viviendas de Cabrini-Green, donde dos chicos negros enfrentan los retos de crecer en un entorno difícil. La película muestra como los niños, a pesar de las adversidades, consiguen mantener su inocencia y esperanza. Aunque trata temas como la violencia armada, la pobreza y la discriminación racial, Creciendo juntos también celebra la magia de la niñez y la imaginación. Es una historia poderosa que invita a reflexionar sobre como las experiencias traumáticas pueden marcar la vida de un niño, pero también sobre como la esperanza y la creatividad pueden ayudar a soportarlo. Edad recomendada:  + 12 años
  5. La Barbie Negra: Este documental aborda el impacto del racismo y la discriminación a través de las historias de mujeres negras que comparten sus experiencias y como las muñecas “Barbie” negras ayudaron a visibilizar a la comunidad afroamericana. A lo largo de la película, se examinan los efectos del racismo, incluyendo la violencia racial y la brutalidad policial, pero también se celebran las historias de perseverancia y superación. Es una película ideal para habla con los adolescentes sobre el racismo, la importancia de la representación y el poder de la comunidad.Edad recomendada:  + 14 años
  6. Will & Harper: En este documental, los protagonistas Will Ferrell y Harper Steele abordan temas complejos como la dismorfia de género, la transición y las dificultades emocionales que atraviesa Harper al sentirse atrapada en un cuerpo que no es el suyo. La película trata temas delicados, como los pensamientos suicidas, la discriminación y la lucha para encontrar aceptación en una sociedad que no siempre comprende a las personas transgénero. Aunque algunos momentos pueden ser intensos, la película muestra un viaje de valentía, amistad y empatía. Es una excelente opción para fomentar el entendimiento sobre la diversidad de género y el apoyo a las personas trans. Edad recomendada:  + 14 años
  7. Casa en Llamas: La Casa en Llamas es una película que sigue a Montse, una mujer que está muy emocionada porque, por fin, pasará un fin de semana en familia en su casa de Cadaqués. Aunque está divorciada desde hace tiempo y sus hijos ya tienen sus propias vidas, está decidida a disfrutar de este momento al máximo, sin importar lo que suceda al largo de la película, Montse intenta recuperar la conexión con su familia, pero las cosas no salen como ella esperaba. En su búsqueda de un fin de semana perfecto, las situaciones se van complicando, llevando a momentos de caos y hasta un pequeño incendio… literalmente! Es una historia divertida, pero también emocional, sobre las expectativas, la familia y como, a veces, las cosas no salen como uno quiere, pero al final todo puede tener un toque de humor y aprendizaje. La película es perfecta para disfrutar en familia, mostrando que las relaciones familiares pueden ser complicadas, pero siempre hay espacio para el amor, la reconciliación y un poco de caos cómico. Ideal para ver con adolescentes, puesto que ofrece tanto momentos de reflexión como de risa. Edad recomendada:  + 16 años

Consejos para las familias

Después de ver una película, es genial reflexionar sobre el que nos ha llegado de forma conjunta. Aquí te dejamos algunas preguntas para abrir un diálogo en familia:

  1. ¿Os ha gustado la película?
  2. ¿Qué es lo que más os ha llamado la atención?
  3. ¿Qué valores habéis aprendido de la historia?
  4. ¿Os ha ayudado a ver las cosas de una manera diferente?
  5. ¿Cómo podemos aplicar lo aprendido en nuestra vida diaria?

Esperamos que disfrutéis mucho de estas películas y que paséis momentos especiales en familia!

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