Con el estilo de vida que vivimos muchas personas actualmente, nos puede resultar complejo conectar con el momento presente, no solo con los hechos o acontecimientos que nos están pasando, sino también con qué emociones nos despiertan y nos generan las diferentes situaciones que nos encontramos en el día a día.

Vivimos en un mundo muy competitivo, arriesgado, dinámico y donde todo cambia cada segundo. La realidad es efímera, las relaciones líquidas. Cada vez hay más tendencia a la inmediatez, dando mucha importancia a los éxitos y logros, pero no a la permanencia y cuidado de estos. Todo es rápido y fugaz, generando la sensación que el tiempo se nos escapa de las manos, hecho que nos puede llevar a un estado de activación constante, de alerta y a una alta exigencia y frustración hacia nosotras mismas. A la vez, nos encontramos ante un escaparate, donde todo es fotografiado o grabado y el momento presente se pierde.

¿Cómo aprender a disfrutar del aquí y el ahora?

Para disfrutar del presente, del aquí y el ahora, tenemos que mostrar agradecimiento por aquello que tenemos y lo que somos, en vez de anhelar y vivir pendientes de cosas que quizás no existen ni existirán nunca, y de recuerdos y experiencias pasadas.

Tenemos que dejar de mirar al pasado, pensando y culpabilizándonos de las oportunidades desaprovechadas, de los objetivos no conseguidos, recordando lo que hemos perdido y lo que no vivimos.

A la vez, no tenemos que ir al otro extremo y tenemos que evitar focalizarnos solo en el futuro para no depositar altas expectativas en él, con angustia y desazón por lo que vendrá y lo que tengo que hacer mañana. De este modo, podrás empezar a vivir el presente con actitud y de manera plena, consciente de todo lo que ocurre a tu alrededor, abierta a sentir lo que te pasa tal como es y aceptando lo que sientes en cada momento, sin reprimirte ni juzgarte, para poder afrontar el futuro con expectativas realistas y con resolución.

La importancia de encontrar tiempo de calidad para nosotras mismas

Ante esta realidad, el tiempo para una misma, el hecho de permitirnos conectar con el aquí y el ahora, es imprescindible y cada vez más necesario. Un tiempo de calidad, que no hace falta que sea un tiempo muy largo, o un tiempo definido y estructurado, sino un tiempo que nos permita disfrutar del presente y sentirnos conectadas.

Nos podemos encontrar que, con la cantidad de tareas que tenemos pendientes, nos cueste encontrar momentos de calma y conexión, pero hay que recordar que no importa tanto la cantidad, sino la calidad.

En este sentido, cuando hablamos de calidad, hablamos de poder encontrar un momento para desconectar la mente de las exigencias del día a día, las presiones y el peso que llevamos encima y que ralentiza nuestro paso. Dedicar tiempo a estar conmigo misma, a conocerme aceptarme y estimarme como soy. Detectar qué necesito, qué quiero y qué me gusta con una mirada abierta a sentir y a experimentar.

En definitiva, cultivar la atención plena en aquello que hacemos, cuidar nuestra autoestima e invertir el tiempo de manera inteligente, porque este tiempo que dedicamos a estar con un mismo, tiene un valor incalculable y sanador: es un tiempo de respiro, un té o café en el sofá, una lectura al sol, un paseo, un baño, saborear nuestro plato de comida preferido, una conversación con un ser querido … Un momento de parar, de calma, de conectar con el momento presente sin pensar en nada más que en disfrutarlo y sin sentir culpa de tenerlo.

Dejar por un momento el control, lo que no he hecho y lo que me queda por hacer. Apreciar lo que nos parece que es no hacer nada, que en realidad es hacer mucho, ya que significa parar, mirarnos, escucharnos, cuidarnos y permitirnos un espacio propio. Donde nos podamos dar valor, reconocernos, empoderarnos y también donde podamos ser conscientes de cómo estamos:

  • Qué me hace estar bien y qué no
  • Qué es real y qué no lo es
  • Aceptar la realidad y ver qué hay de mí
  • Qué puedo hacer yo para cambiar lo que no me gusta de esta y qué no es modificable

Con estas reflexiones podremos pasar a un estado de aceptación y rehuir de la lucha que solo nos genera desgaste y malestar, porque realmente la máxima del propio bienestar recae en un mismo.

Estar aquí y ahora, ser conscientes de nuestras necesidades actuales, de nuestras emociones o los sentimientos que fluyen por nuestro cuerpo, tienen un efecto muy positivo en muchas áreas de funcionamiento de nuestro organismo y de nuestra mente, así como en la actividad humana en general.

Tomar conciencia es el primer paso para hacerlo. Aquí y ahora.

Un artículo de:

Lídia Borrell.
Terapeuta familiar y educadora social. Técnica del Programa Komtü.