Generalmente cuando pensamos en duelo lo asociamos a la muerte pero, en realidad, el duelo es un proceso de adaptación a una pérdida que podemos vivir en muchas situaciones distintas: por la pérdida de algo físico (la muerte de un ser querido , la pérdida de nuestra casa después de una catástrofe, la pérdida de un juguete especial…), pero también podemos sentir pérdida en muchas otras situaciones como, por ejemplo, la pérdida del arraigo (ante movimientos migratorios por ejemplo), de la seguridad (la separación de los padres, el momento de dejar el pañal o el chupete, por ejemplo) o incluso de determinadas rutinas, entre otros casos.

El duelo incluso puede darse ante algo que ansiabas y finalmente no podrás tener (por ejemplo, no poder tener hijos).

 

No hay un proceso normal y cerrado para el duelo

El proceso de duelo puede ser diferente de unas personas a otras, por muchas variables. Por ejemplo, en el caso de duelo ante una muerte, podríamos tener en cuenta variables como la edad de quien hace el proceso de duelo, la proximidad que teníamos con la persona fallecida, cómo se vive la muerte y la pérdida en nuestro entorno, si nuestro entorno propicia o no la expresión, si se trata de una muerte súbita o esperada, si ha habido sufrimiento, si ha visto el cuerpo y no quería verlo o si no lo ha visto y quería verlo…

¿Cómo acompañar el proceso de duelo desde las escuelas?

En la respuesta a esta pregunta está la clave de todo. Ante todo, deberíamos pararnos a pensar el marco de este acompañamiento. Hoy proponemos poner en juego dos variables.

  • Recuerda que, cuando hablamos de luto, generalmente nos vendrán a la cabeza ideas relacionadas con cómo trabajar el luto ante la muerte, e incluso es posible que lo concretemos cuándo la pérdida ya ha tenido lugar o cuando sabemos que tendrá lugar (por ejemplo , en caso de enfermedades terminales). Éste, a pesar de ser el primero que nos viene a la cabeza, es tan sólo uno de los posibles escenarios. Ahora bien, el duelo es un proceso que se puede vivir ante muchas situaciones diferentes, es necesario que también los tengamos presentes y tratemos con cuidado todas estas otras situaciones.
    • El proceso de duelo puede darse ante cualquier pérdida.
  • Por otro lado, debemos tener presente que acompañar el proceso de duelo implicará trabajarlo desde la aceptación máxima de estos procesos: normalizando la muerte como un punto del proceso de vida, la pérdida y todas sus consecuencias. Habrá que pensar, pues, en este sentido, cómo integramos el trabajo del duelo, la pérdida y el cambio al día a día. Y en ese punto es donde justamente radica la clave del trabajo de los procesos de duelo.
    • Acompañar al proceso de duelo también implica generar dinámicas relacionales y comunicativas saludables, proveer de recursos y facilitar entornos favorecedores que faciliten integrar las pérdidas.

De esta forma, podemos establecer dos líneas de trabajo:

  • Determinar objetivos, acciones, dinámicas y recursos a tener en cuenta cuando se vive la pérdida y que tendrán que facilitar un proceso de duelo saludable.
  • Acciones de “provención” (prevención + proveer), destinadas a generar recursos, establecer dinámicas y entornos que permitan vivir el duelo en su profundidad (sin negarlo ni evitarlo), hacerlo de la mejor forma posible y que faciliten la vuelta al bienestar después de realizar el proceso de duelo.

En resumen, cuando hablamos de acompañar el duelo, es necesario comprender la importancia de complementar el acompañamiento en momentos de necesidad con el trabajo “proventivo”. Con esta doble mirada hacia el duelo damos respuesta a las necesidades del niño y, al mismo tiempo, facilitamos el desarrollo de sus propias habilidades de dar respuesta.

Así pues, desde aquél que sea tu rol, podrías plantearte: ¿Cuál es el marco desde el que quiero acompañar el duelo?

 

Un articulo de:

Anna Rallo
Psicopedagoga. Técnica del Programa Komtü.